A finales de 2022, quedó claro que la nueva Ley de Bienestar Animal traía un cambio muy esperado: el fin de la clasificación PPP (perro potencialmente peligroso), que afectaba negativamente a razas como el pit bull terrier, el staffordshire, el rottweiler y otras.
El principal cambio, si la ley se aprueba en 2023, es que no será necesaria ninguna licencia administrativa ni se aplicarán restricciones concretas para estas razas, como las correas de 1 metro o el uso de bozal en espacios públicos. En cambio, el seguro de responsabilidad civil se generaliza para cualquier perro con el objetivo de una tenencia responsable. Así, los antiguos PPP solo tendrán que renovarlo o cambiar de compañía para su póliza.
Pero ¿qué va a pasar con los PPP?¿Dejaremos de ver unidas las palabras "raza peligrosa"? ¿Cuáles son las normativas que se aplicarán para los perros de manejo especial (que sustituirán la vieja normativa)?
Se busca: pruebas de sociabilidad
La ley de bienestar animal plantea que la raza no afectará en la clasificación de un perro, por lo que, si bien quizá debamos utilizar herramientas distintas para el control según el tamaño de cada perro, no estaremos penalizados por pasear con un bull terrier en vez de un yorkshire (por mencionar otro terrier).
Por desgracia, no todo es tan idílico. Según el proyecto de ley, se plantea que para identificar a los perros potencialmente peligrosos —denominados "perros de manejo especial" en el texto—, será necesario que todos los perros pasen un test de sociabilidad de la que apenas sabemos nada.
Para los medios, se comparó la prueba de sociabilidad de la Real Sociedad Canina Española (RSCE) con el test, pero la mayoría de los profesionales consideramos que:
- no es una prueba que pueda superarse sin preparación técnica
- no refleja las capacidades sociales ni el temperamento de un perro (principalmente, muestra el adiestramiento en obediencia y valora el binomio perro--guía), como sí puede mostrarlo el test de Campbell para los cachorros
- es inviable generalizar algo así a los perros de todo un país, por lo que debería aplicarse a una pequeña selección o a los nuevos propietarios, igual que el curso básico de tenencia responsable
En cualquier caso, una prueba de sociabilidad es mucho más justa que etiquetar a razas como peligrosas por equis capacidades y forma corporal, pero no puede tomarse a la ligera. Tampoco se ha informado de qué perros realizarán estos test (a priori, se entiende que todos), por lo que, incluso si la ley sale adelante no sabemos quién será el organismo evaluador ni en qué consistirá; tampoco si habrá excepciones.
Por descontado, si la raza no supone una buena medida de valoración, tiene sentido eliminarla cuanto antes, pero también se requieren pruebas actualizadas para controlar una tenencia responsable y unas mínimas capacidades sociales para los animales.
En conclusión, sabemos que, tras la aprobación, se acaban las diferencias o penalizaciones a razas concretas, pero queda un largo camino para valorar cómo se van a diferenciar a los perros sociables de los perros potencialmente peligrosos (llamados, ahora, perros de manejo especial) a través de estas pruebas de sociabilidad.