Tanto si vivimos en un entorno urbano como en uno rural, no es de extrañar que en algún momento nos topemos con algún que otro gato callejero. Según el último inform sobre el abandono de perros y gatos publicado por la Fundación Affinity, en 2022 las protectoras de animales y asociaciones recogieron 118.000 gatos de la calle.
Además, las camadas no deseadas continúan siendo el principal motivo de abandono, estando esta causa directamente conectada con los pequeños felinos y sus épocas de celo.
Es un hecho que en nuestro país existe un problema con la población felina: la falta de identificación y la falta de esterilización de gatos domésticos han llevado a que, con el paso de los años, cada vez haya más gatos viviendo en la calle y como parte de las colonias felinas que habitan toda España.
No obstante, ¿qué pasa si nos encontramos un gatito en la calle? ¿Podemos y debemos rescatarlo? ¿Cómo podemos saber si pertenece a una colonia o está solo? ¿Y si está con su familia?
Asegurarnos de que está solo
Como ya hemos mencionado, en España existen muchas colonias felinas gestionadas por protectoras y asociaciones de protección animal, superando la cifra de los 44.000 gatos que forman parte de ellas. No obstante, lo primero que deberíamos pensar si nos encontramos un gato abandonado en la calle es si se encuentra solo o forma parte de una colonia.
Si se trata de un cachorro, no normal es que su madre se encuentra cerca, ya que las madres mininas no abandonan a sus gatitos de forma habitual, por lo que, antes de plantearnos si quiera tocar al gato, debemos esperar y vigilar que no haya otros gatos cercanos que puedan ser su madre.
Si tras un tiempo, ningún gato ha venido a por el cachorro y no vemos felinos en la zona, entonces podemos recoger al gatito y llevarlo al veterinario, donde podrán asegurarse de que éste no pertenezca a una colonia felina (ya que de ser así, estará identificado mediante un microchip, a nombre de la asociación o protectora que se encarga de la colonia).
En estos pasos, es de vital importancia que no esperemos justo al lado del gato, si no que lo hagamos desde un sitio más alejado desde el que podamos tener visión y, a la vez, no espantar a su posible mamá que venga en su rescate.
También es fundamental que no toquemos al animal en ningún momento (hasta que decidamos llevárnoslo), ya que podríamos impregnar nuestro olor en él, lo que será motivo suficiente para provocar el rechazo de su madre si apareciera a recogerlo después.
¿Y una vez en casa?
Dependiendo de la edad del cachorro, es importante que sepamos qué tipo de cuidados tendremos que facilitarle si finalmente lo llevamos a casa, ya que no necesitará lo mismo un gatito lactante que uno al que ya le han salido los dientes y ya es independiente.
El gato lactante es un animal dependiente totalmente de nosotros, por lo que necesitará tomar biberón y que imitemos al máximo las condiciones que tendría si estuviera con su madre: mantenerlos a una temperatura superior a los 30 grados (podemos utilizar alguna mantita y un transportín, por ejemplo), aislarlos totalmente de otros animales que tengamos en casa (para evitar el contagio de enfermedades) y ofrecerles biberón cada vez que se despierten.
En este punto, es importante recordar que los gatos (a pesar de lo que se cree popularmente), no toman leche (al menos no la que nosotros consumimos y compramos en el supermercado), por lo que debemos acudir a una tienda de animales para comprar cualquier fórmula para cachorros.
Otro cuidado vital que debemos ofrecerle al cachorro de gato es la estimulación del la zona del vientre para que haga pis y caca, algo que haría también la madre. Basta con frotarles con un pañito húmedo los genitales y lo harán solos.
Cuidar de un cachorro de gato es muy sacrificado y arriesgado, ocurriendo muchas veces que el animal no sobreviva, no obstante, si lo logra, veremos como a la pocas semanas veremos como abre los ojos, sus orejas se irguen y aparecen las puntitas de sus primeros colmillos.
Será a partir de estos cambios cuando estemos hablando de un gato independiente al que podremos alimentar con pienso (eso sí, de calidad y siempre remojado, para que les sea fácil comerlo) o comida húmeda. En cualquier caso, para asegurarnos de que está creciendo sano y sin problemas, tendremos que vigilar sus deposiciones y acudir a un veterinario que nos aconseje y guíe ante cualquier duda que tengamos (tal y como te contamos aquí).