La llegada de junio significa, para muchos, la llegada de las vacaciones de verano también. Los niños terminan las clases y comienza el periodo vacacional en el que tenemos que organizar los viajes que realizaremos y cómo lo haremos. En este sentido, aquellos que convivimos con animales de compañía también tenemos que pensar en nuestros peludos, quienes no siempre pueden acompañarnos en nuestras escapadas.
De hecho, los gatos, uno de los animales de compañía más habitual en los hogares, no llevan muy bien los cambios de domicilio, ni los viajes, es más, su naturaleza territorial y su pasión por las rutinas hacen que llevárnoslos de vacaciones pueda no ser una idea genial (por mucho que pensemos que así lo es).
Especialmente si nos vamos por unos días, es innecesario que les hagamos pasar por el estrés del viaje y la adaptación a un sitio nuevo, ya que seguramente no les de tiempo ni a estar a gusto. Pero entonces, ¿qué hacemos con ellos durante nuestra ausencia?
Dejar al gato solo en casa es, sin duda, la mejor opción que podemos tomar, ya que no tenemos que sacarle de su zona de confort y el animal no tendrá que afrontar ningún tipo de cambio, más allá de nuestra ausencia. No obstante, por mucho que tengan fama de ser independientes, mantenerles durante varios días sin supervisión tampoco puede ser buena idea.
Es en este punto donde tenemos que valorar las diferentes opciones que podemos escoger, que van desde pedirle a un amigo, familiar o vecino de confianza que se pase por casa a ponerle agua fresca, limpiarle el arenero y ponerle agua si lo necesita, además de hacerle compañía, hasta contratar a alguien para que lo haga (una opción cada vez más en auge).
Independientemente de si es un amigo, familiar o alguien contratado para ayudarnos con nuestro minino, debemos tener algunos aspectos en cuenta a la hora de realizar las visitas, como su duración o el momento más indicado para hacerlo, de forma que estresemos a nuestro minino lo menos posible.
Los etólogos felinos suelen recomendar que las visitas se realicen al menos una o dos veces al día y que tengan una duración de al menos una hora, para además de cubrir sus funciones vitales, demos la oportunidad a nuestro peludo de interactuar y no sentirse solo. Además, se recomienda hacer la visita en el mismo horario (para crear la rutina).
Cómo facilitar la labor del cuidador
Para evitar problemas y facilitarle a nuestro cuidador las tareas de alimentar y acompañar a nuestro gato, lo ideal es que dejemos todo preparado. Por ejemplo, dejar lista la cantidad de comida que creemos que va a necesitar nuestro minino durante nuestras vacaciones, asegurándonos de que no se queda sin reservas.
Para ello, es recomendable explicar al cuidador cuánta cantidad de alimento debe ofrecerle al animal al día y a qué hora solemos ofrecérsela nosotros, con el fin de intentar mantener las mismas rutinas.
El cuidado del bebedero y el arenero también es fundamental ya que los gatos, como animales extremadamente "finos" y limpios que son, no van a querer ni beber agua si ésta está muy caliente o sucia, ni hacer sus necesidades en su caja (lo que les llevará a hacerlo en otras partes de la casa).
Es por eso que la persona que vaya a cuidar de nuestro gato sepa que debe ponerle agua fresca y limpiar su bebedero al menos dos veces al día y que recoja los restos de nuestro gatito del arenero, así como cambiar la arena, si fuera necesario.
Por último, y casi lo más importante, además de asegurarse de que no le falta de nada a nuestro pequeño minino, es importante que el cuidador también interactúe con nuestro gato, ya que de estar tanto tiempo solo puede aburrirse y, también, sufrir ansiedad por separación.
Para evitarlo, dejaremos los juguetes preferidos de nuestros peludos a su cargo, para que pueda jugar con nuestro pequeño felino todos los días con uno diferente, así fomentaremos que el gato se anime a jugar con él.
En este sentido, siempre va a ser mejor que el encargado de cuidar a nuestro minino sea alguien que conozca previamente al gato, ya que a veces pueden mostrar desconfianza y no querer interactuar con el cuidador. En cualquier caso, lo importante es no forzar al animal e intentar siempre interactuar con él de la forma indicada por el tutor.