El Colegio de Veterinarios de La Rioja ha compartido unas cifras sorprendentes sobre los animales de compañía de la provincia: ya hay más perros que niños, en muchas zonas de la comunidad autónoma; en cambio, los gatos apenas asoman la cola.
El estudio promovido por el veterinario Máximo Fraile busca conseguir una visión más realista de la situación de la región, y responder algunas dudas. La principal quizá sea: ¿Cómo es posible que haya 61 municipios sin ningún gato registrado, 28 con un solo gato y 14 con dos gatos?
Si te lo estás preguntando, el total de municipios en La Rioja es de 178, y casi todos los gatos están registrados en Logroño, la capital.
¿No es región... para gatos?
Publicaciones especializadas como Diario Veterinario y Animal's Health, se han hecho eco rápidamente de estas cifras, que analizan a perros, gatos y hurones, como principales especies domésticas.
En el lado de los perros, por ejemplo, encontramos el caso contrario: hay más perro que jóvenes, o casi. Se estableció un total de 56.071 canes registrados en el censo, con catorce localidades que tienen el doble de perros que vecinos en el municipio (sí, has leído bien).
En toda la comunidad autónoma, hay 95 perros por cada 100 jóvenes menores de 19 años. En Logroño, en cambio, estamos hablando de un perro por cada cien habitantes, mientras que hay muchas zonas rurales (16 localidades) que no tienen gente joven, pero conviven con hasta 16 perros por cada vecino.
La Rioja es dogville
Fraile apunta a múltiples factores, aunque el envejecimiento de la población es uno de los más relevantes. Va quedando menos gente joven y se mantiene la tradición más rural, con mucho animal vinculado a la ganadería en explotaciones de carácter extensivo y familiar.
Las licencias de caza en la región (unas 6.000 para los 310.000 habitantes de la comunidad) también pueden ayudar a explicar cómo del total de propietarios de perros (35.086) hay 30 personas con más de 26 perros, 239 personas con 10 a 19 perros y 1813 personas que poseen entre 4 y 9 perros. El entre también parece ser significativo. Para hacernos una idea más detallada, en Andalucía, una de las zonas con más tradición de caza, de 8,5 millones de habitantes, hay 88.000 licencias (0,010 %), mientras que en La Rioja se acerca al doble, proporcionalmente (0,02%).
Muy por debajo de la media nacional
En el caso de los felinos, la situación no tiene nada que ver, hasta el punto de poder plantearnos ¿no hay ni un gato en La Rioja? Sí los hay, pero si la media nacional está en 12 gatos por cada 100 personas, en la comunidad hay solo 2 por cada 100.
En Logroño, por ejemplo, se tienen ubicados unos 700 gatos repartidos alrededor de 65 colonias, cuyo nivel de esterilización no está claro (se sitúa entre el 30 y el 60 % de los animales). Estas cifras son mucho menores que grandes ciudades como Barcelona (más de 9000 animales repartidos entre 768 asentamientos) o Madrid (probablemente más del doble de gatos, entre las 1860 colonias felinas de la capital).
En cualquier caso, las cifras extremadamente bajas de gatos parecen asociarse, en el estudio descriptivo de La Rioja, a un registro casi inexistente y no a la ausencia de felinos. La distribución de hurones en el censo (Logroño, 155; Cenicero, 73; Calahorra, 39; Haro, 37) puede correlacionarse, sin muchas dificultades, con una falta de registro de los gatos frente a otras especies domésticas que sí se tienen más controladas, como los canes, e incluso los hurones (registrados en 44 municipios de La Rioja, con una cifra mucho menor en el total: unos 20.000 registrados en España).
A la espera de nuevos estudios, este análisis nos deja unas cuantas dudas, grandes: ¿hay realmente menos gatos en La Rioja y nadie se había dado cuenta? ¿O, simplemente, hay pocos felinos registrados, con todo lo que eso implica? Y si esto es así, ¿quedan perros sin registrar en las zonas rurales? Si fuese así, quizá sí hay más perros que jóvenes en La Rioja.
De igual modo, sería interesante saber cómo se pretende llegar a respuestas más claras, por parte del Colegio de Veterinarios y el gobierno autonómico, porque, desde luego, no parece que sobren preguntas, sino más bien que faltan formas de obtener nuevas respuestas.