Si tu perro te gruñe cuando te acercas a la comida, no vas a solucionarlo castigándole

Si tu perro te gruñe cuando te acercas a la comida, no vas a solucionarlo castigándole
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La educación tradicional decía cosas como "el perro tiene que tolerar que metamos la mano en su plato de comida" o "si un perro te gruñe, malo" que, poco a poco, la ciencia ha ido desmintiendo. 

En estos casos, los castigos (sean regañinas, gritos e incluso castigos físicos), no solo no van a solucionar el problema —aunque algunas veces pueden hacer desaparecer la conducta debido al castigo—, sino que incluso pueden empeorarlo. La palabra es "protección de recursos" y, a continuación, te voy a explicar (en formato resumido) todo lo que he aprendido trabajando con decenas y decenas de perros con este problema.

Lo que era habitual

Como empezaba el artículo, antiguamente era habitual castigar las conductas que no nos gustaban hasta que "desaparecían". Como educador canino, si algún cliente quiere seguir utilizando el "método de la mano en el plato" (por cierto, es una "técnica" peligrosa y desaconsejable), yo le explico que le invitaré a comer a mi casa, pero cada dos por tres meteré la mano en su plato y le quitaré comida, o jugaré con las verduras, la pasta o lo que sea que haya en su plato y, luego, esperaré que siga comiendo sin rechistar.

Un perro puede vivir esa intromisión de forma muy similar. Y, sobre todo, hay metodologías mucho más adaptadas para evitar este tipo de problemas de conducta, que no pasan por castigar lo que no nos gusta.

Por qué aparece la protección de recursos

Cuando hablé sobre territorialidad, aproveché también para explicar que "cuando los etólogos hablan de protección de recursos, se refieren a un comportamiento tanto intraespecífico (entre perros) como interespecífico (entre distintas especies, como perros y humanos) que está vinculada a la protección de objetos o recursos concretos que el perro no quiere perder (positivos, para él)". En otras palabras, que considera suyos.

El gruñido es una señal de advertencia con la que nos está diciendo: "eh, deja eso que es mío", y aquí llegan los dos errores más habituales:

  • Castigar la conducta: reñir, castigar físicamente (esto nunca ayudará) o retirar el objeto o la comida (otro tipo de castigo)
  • Ignorar lo que nos está diciendo el perro, tanto de forma directa ("eh, no toques eso") como de forma indirecta ("esto lo considero mío")

Además, los comportamientos de protección de recursos, a diferencia de una conducta territorial, son aprendidos, y no innatos ("de serie"), por lo que podemos modificarlos.

De igual modo que si tu perro te ha intentado morder, tendrías que analizar qué está pasando ahí; si te gruñe como advertencia, pregúntate varias cosas:

¿Tiene siempre acceso a su comida? En ese caso, es más habitual que los perros entiendan que es "su propiedad" y generen protección por el alimento. Mucha gente soluciona el problema limitando las comidas y las cenas a unos minutos al día, y no dejando el alimento a disposición.

¿Hay escasez de recursos? ¿La comida es algo que no llega a diario con seguridad? ¿Y los juguetes? ¿Las atenciones? ¿Afecto? Los perros con escasez de recursos darán más valor a las cosas y, por lo tanto, es más probable que generen una protección del objeto (o la persona).

¿Hemos retirado recursos, a menudo, tratando de castigar al perro? Por ejemplo, es muy común que las familias malinterpreten ese gruñido (no te acerques a "mi" comida o a "mi" juguete) y se lo quiten. En esta situación, el perro aprende que esa conducta no funciona y, probablemente, la vez siguiente pruebe con algo más "agresivo", si bien depende del animal, tamaño y otros muchos factores.

Proteccion Recursos Articulo Cym2

Un error típico, además, es pretender que nuestros perros vivan en "escasez" (o sea, en privación) y no puedan tener varios juguetes, recibir distintos tipos de comida, contacto social, etcétera. El objetivo de algunos educadores es que, cuando les damos atenciones o premios, estos tengan más valor. Pregúntate: si eres muy sociable y te encierran un año en una habitación, le darás más y más valor a ver a otras personas, pero ¿estarás bien? No, probablemente no estarás bien.

Un ejemplo práctico

Te pondré un ejemplo para que entiendas todo lo anterior.

Cuando llegó a casa, uno de mis perros adoptados recogía toda la basura que podía encontrar en el suelo, y se la tragaba; si te acercabas, se la tragaba más rápido; si no podía engullir, intentaba escapar; y si no podía escapar, te gruñía e incluso intentaba morderte. Cuando vives en una zona donde hay restos de animales, esto supone un trabajo extra, puesto que, en cualquier momento, paseando, el perro puede encontrar un hueso, de aspecto tan apetitoso para él como asqueroso para ti.

Si yo me hubiese empeñado en quitarle el "recurso", el perro habría hecho tres cosas:

  • Buscar opciones para evitar que se lo quite o proteger el recursos
  • Reducir su confianza en mí
  • Si, aun así, se lo hubiese quitado varias veces, considerar ese recurso como más valioso todavía (¿por qué si no se lo quiero quitar?)

¿Algo de lo anterior habría solucionado el problema? No.

En cambio, yo me centré en hacerle entender que la mayoría de los recursos salían de mí. En este caso, el perro no tenía problemas con el plato de comida ni lo protegía, pero si hubiese sido así, además de un trabajo profesional, hubiese empezado a demostrarle que la comida se la daba (que era un recurso "mío" que yo compartía con "él").

Igual que practicar intercambios de objetos, el "dar comida" de la mano o dejar caer comida al suelo son dos ejercicios habituales para empezar a trabajar la protección de recursos, pero no me extenderé. Solo te aclaro que no es un trabajo en el que se castiguen conductas, sino en el que se muestra al perro de dónde sale la comida, se establecen (si es necesario) herramientas de control y seguridad (valla, bozal, etcétera) y se empieza a hacer que el perro entienda que ese recurso valioso lo compartimos.

En paralelo, en el caso de mi perro "quebrantahuesos", empecé a darle seguridad cuando cogía cosas de la calle. A veces, le pedía que viniese, y le premiaba con otro alimento de gran valor (pollo, pan, frankfurt, otro hueso) y le permitía seguir conservando lo que había encontrado. Poco a poco, esa confianza la he extendido a que venga, deje el hueso que ha encontrado, y sigamos nuestro camino. ¿Nunca le dejo acceder al hueso? Sí, a veces sí, en condiciones de seguridad (que no tenga mala pinta: para él), pero, sobre todo, le hago saber tres cosas con mi forma de actuar.

Cómo actuar ante una protección de recursos

En primer lugar, él sabe que no le voy a "robar" el recurso. Si encuentra algo, tenemos capacidad de negociar (si lo sueltas, te lo cambio por otra cosa valiosa, por ejemplo). Además, en segundo lugar, él sabe que yo controlo un gran número de recursos que quiero compartir con él (comida, juguetes, atenciones, etcétera) y, sobre todo, para terminar, el perro no vive en una escasez de recursos, sino todo lo contrario.

Así, cuando ve un hueso, tiene valor, pero como se comió uno antes de ayer, no tiene el mismo valor que si no hubiese olido un hueso en su vida. Lo mismo nos pasa a nosotros con mil cosas en la vida diaria: las relaciones amorosas, la PlayStation, un plato que nos encanta (porque no comemos a diario...). Mi abuela, por ejemplo, odiaba las lentejas, porque durante la Guerra Civil no comió otra cosa. Y mi abuelo, en cambio, se lo comía todo, porque durante esa época, pasó tanta hambre que no le hacía ascos a nada.

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En cambio, para terminar, si castigamos las conductas de aviso (advertencia), como un gruñido, el perro no solo va a "hacer desaparecer" esa conducta, como decían tradicionalmente, sino que va a generar otras para mantener el recurso (variabilidad conductual, se llama). Por eso, antes, se daban tantos cosas en los que un perro estaba aterrorizado por un miembro de la familia, pero respondía con agresividad ante otros, en especial, aquellos más vulnerables. Y esto es lo peor que nos puede ocurrir con una protección de recursos, porque es malo para el perro, y malo para los miembros más vulnerables de la familia.

Hace un par de años, tuve otro caso muy similar a esto último que te he explicado, en el que el perro de la familia había "marcado" (cuando no hay una agresión con herida) a uno de los nietos. Cuando valoraba el trabajo, me di cuenta de que el perro se tensaba e incluso trataba de alejarme de su plato de comida (llegando a "tirar boca", como suele decirse, a la bota muy, muy rápido). La realidad es que, durante años, se había molestado al perro mientras comía por parte de niños y mayores, se le había quitado comida como castigo e incluso se le había pegado.

La familia estaba convencida de que castigar al perro y dejarle sin comer iba a solucionar el problema, pero solo lo agravaba más y más. Un problema que se hubiese podido solucionar dando espacio y seguridad al perro, e incluso modificando la relación que el perro tenía con los niños y el plato de comida (que era el "trigger" real en esta situación). Por desgracia, no quisieron trabajar de un modo actualizado y amable, ni agregando herramientas de seguridad (como puede ser un bozal).

Si no lo tienes claro, pide ayuda profesional. Es uno de los problemas más habituales con perros, y la educación canina amable puede solucionar cualquier caso de este estilo. Así que olvídate de castigar y tratar de ser un macho alfa, que eso también está descatalogado.

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