Ansiedad por separación: los perros son los otros grandes perjudicados por la vuelta al trabajo presencial

Si ha habido una edad dorada del perro en el último siglo, fue el año 2020. Muchos expertos en comportamiento animal afirman que, aunque suene raro, el año de la pandemia fue la época más feliz de nuestros cánidos.

Los perros y gatos fueron un gran punto de apoyo ayudaron a una mejor calidad de vida para la mayoría de las familias españolas. Los peludos, afirma un estudio norteamericano publicado en Plos One, ayudaron a mejorar nuestra salud física y emocional en la época Covid. ¿Cómo? Principalmente, como apoyo social, contrario al aislamiento, que amortiguó el impacto psicológico y emocional de la pandemia.

Tras la pandemia, se dispararon los casos de ansiedad por separación

Según un estudio promovido por Adaptil, la mayor parte de las familias notaron una mejora en la relación con sus perros. Por desgracia, casi la mitad de las familias también consideraban que el desconfinamiento resultaría estresante o no estaban seguros de que no fuese a serlo.

Los perros se adaptaron, progresivamente, a mayor interacción y contacto social y, a excepción de las semanas con grandes restricciones, en las que se notificó mayor agitación y estrés debido al confinamiento más estricto y los cambios rápidos de rutina, los perros obtuvieron rutinas más enriquecidas.

La pandemia del Covid ha provocado, en humanos, según la OMS un aumento de un 25 % en los casos de ansiedad y depresión y, por desgracias, las cifras en perros, donde el año pasado se notificó casi un 50 % de aumento de casos de ansiedad por separación, según la Real Sociedad Canina Española.

¿Qué es la ansiedad por separación?

El resultado es que, al volver de forma abrupta a la oficina, muchos perros no han sabido readaptarse tan rápido como nosotros a su rutina anterior, con un enorme aumento de los casos de ansiedad por separación, con terapias que se han alargado durante gran parte del 2022.

La ansiedad por separación en un problema grave y relativamente frecuente, en el que los perros no se quedan tranquilos en casa, sino que muestran signos de ansiedad en ausencia de los guías. Este malestar emocional se traduce en aullidos, lloros, ladridos, destrozar objetos o hacer las necesidades en el hogar.

En este caso, los cambios bruscos en las rutinas de millones de perros son el culpable: en poco tiempo, pasamos de estar todo el día en casa a estar la mitad de la jornada fuera de casa. Para entender hasta dónde llega el problema, debemos tener presente, además, que los perros llevan solo unas décadas con su rutina actual. Hasta el siglo XX, los perros pasaban el 99 % del tiempo junto a su familia y su manada, por lo que las sociedades actuales estamos pidiendo a los perros que se adapten y se comporten al contrario de lo que dicta su naturaleza y su memoria genética.

Nuevas tendencias en la convivencia

La convivencia canina supone, así, nuevos retos para muchas familias, que están buscando que sus peludos se vuelvan a acostumbrar a antiguas rutinas, aunque cueste. Hay otras opciones, por descontado.

Muchos "perros pandémicos", por ejemplo, arrastran un aprendizaje que dificulta que puedan quedarse solos en casa. Para esto, trabajar codo con codo con etólogos clínicos y educadores caninos es la primera línea de fuego, pero no la única. Como alternativas, se empiezan a desmarcar:

  • Cambio de empleo, teletrabajo y trabajo híbrido, en el que algunos días asistimos a la oficina y otros trabajamos desde casa
  • Guarderías caninas, en las que el perro puede socializar y convivir con otros animales y recibir cuidados profesionales durante la jornada laboral
  • Oficinas pet-friendly, donde siempre que el perro esté educado y permita el correcto clima laboral, puede acompañar al trabajador

Muchos profesionales del mundo canino defienden una perspectiva en la que los perros estén, cada día, más presentes en nuestras rutinas. Como ha demostrado la pandemia de la covid, ellos se adaptan constantemente a nosotros, quizá va siendo hora de que  nosotros nos adaptemos también a sus necesidades.

Quizá aquel viejo eslogan del "él nunca lo haría", que sigue vigente, debería ampliar su significado. Si ellos están a las duras y a las maduras, quizá, como sociedad, debamos buscar el modo también de integrarlos y hacerles la vida un poco más fácil, y un poco más feliz. Por ahora, se observan cambios lentos, pero constantes y es que, al fin y al cabo, el 40 % de los hogares españoles tiene, por lo menos, un animal, igualando la media europea.

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