Cómo enseñar a un cachorro a pasear con correa

Muchas familias tienen prisa para que los cachorros crezcan. Como ocurre con los niños, no obstante, los perros solo son cachorros una vez en la vida y más nos vale entender, disfrutar y sacar partido a este periodo. Esto puede parecer una obviedad, pero vale la pena recordarlo.

Los primeros meses son un momento perfecto para centrarnos en pautas sencillas, intentando dejar la exigencia para más adelante. Pero ¿cómo podemos enseñar al perro algo tan poco natural como pasear atado a una correa? Como casi todo en la vida, poco a poco y a través de unas cuantas fases que la educación canina tiene bien definidas.

Presentar la calle y sus (muchos) estímulos

A menudo, quitamos importancia al gran número de estímulos que nos rodean: coches, ruidos, grupos de gente, edificios... Los perros deben sumar millones de olores y de sonidos que a los humanos nos pasan desapercibidos encima. Es tan grande el salto cualitativo, que divulgadoras como Alexandra Horowitz (En la mente de un perro) han afirmado que los perros perciben el contexto, principalmente, con el olfato.

Por esto, hay dos cosas muy recomendables con tu cachorro en casa:

  • Acostumbra al collar, al arnés y la correa progresivamente: ¡y empieza este aprendizaje en casa, no en la calle! Crea asociaciones positivas ayudándote de comida, caricias y juego
  • Si es posible, presenta, poco a poco, distintos ambientes y contextos a tu cachorro: si no puede pisar el suelo, ¡puedes usar un transportín, una bolsa de ropa, un carrito!

La correa no es un juguete

Cuando unes las palabras "cachorro" y "correa" es muy habitual que te aparezca un perro joven mordisqueando e intentando jugar con la correa. Es totalmente normal. El perro no tiene ni idea de qué es la correa y, además, suele ocurrir que los tutores todavía hacen que sea más atractiva.

Ni se te ocurra mover la correa o "lucharla", ¡se lo tomará como un juego! Todo lo contrario, intenta bloquear el movimiento e impedir que siga jugando; a continuación, redirige su atención con un juguete o con comida: poco a poco, dejará de hacerlo.

Como explicábamos un par de párrafos atrás, empieza a pasear en casa donde el nivel de activación del perro (lo movido o agitado que está) es más bajo y podemos controlar mejor el ambiente. Esto será clave para movernos y a caminar por cualquier zona y que el animal entienda que nos tiene que seguir.

La regla de oro: si hay tensión, no hay paseo

Tienes un perro que se está acostumbrando a la correa, al collar, al arnés... pero cuando sales a la calle, empieza a tirar como un demonio en todas direcciones. De nuevo, es normal: la correa no es algo natural para el perro y le costará un tiempo acostumbrarse.

Aquí el error es dejar que tire. Hay una regla de oro en los paseos: si tiras, no avanzamos. Si la correa no está tensa, caminamos. Así, el perro se acostumbra a llegar a los sitios sin tensión en la correa y no a tirar para llegar a los sitios, que es lo que suele ocurrir.

También es muy importante que la correa tenga una longitud adecuada (ideal: correa multiposición de 2-3 metros), puesto que las correas de 50 cm se traducen en una tensión casi constante, dificultando mucho poder enseñar a los cachorros (y a los perros, en general) a moverse sin tensión y agregando un plus de frustración.

Como educador, mis consejos estrella aquí son:

  • Nunca aplicamos tensión "extra" hacia nosotros, solo mantenemos la tensión del perro y no le dejamos avanzar
  • Si no consigue desconectar (dejar de tirar), incorporamos un "foco atencional": en este caso, un silbido, un beso al aire, o sonidos similares que capten su atención y hagan que venga hacia nosotros.
  • Si al perro le cuesta mucho, podemos llevar premios y reforzar que mantenga una mayor atención en nosotros, haciendo que el resto de tareas asociadas sean más sencillas.
  • Paciencia, mucha paciencia: suele ayudar pensar que no estamos trabajando para crear el paseo perfecto dentro de 10 minutos, sino dentro de 10 semanas

Cambios de dirección e instinto de seguimiento

Cuando el cachorro empieza a caminar con nosotros sin tensión en la correa, es el momento de empezar a incorporar otros ejercicios de paseo, como los cambios de dirección, para asegurarnos que está atento a nosotros, y el instinto de seguimiento, para favorecer esta práctica.

Los cambios de dirección consisten en ejercicios sencillos en los que el perro está atento y se gira en otra dirección cada vez que cambiamos el sentido de la marcha; si no atiende, podemos aplicar  una leve tensión en la correa (NO se trata de un tirón) y felicitar cuando nos siga.

Como complemento, podemos empezar a premiar ese seguimiento por parte del perro (y la atención que pone en nosotros), reduciendo progresivamente el número de premios que damos y aumentando la distancia y el tiempo entre premio y premio. El comportamiento se mantendrá por expectativa.

Primero, enseño; luego, si acaso exijo

Debemos tener presente que un cachorro es un bebé. Exigir conductas perfectas a perros de 3 o 4 meses es como pedir a un recién nacido que resuelva raíces cuadradas: no tiene el desarrollo físico, cognitivo ni las habilidades para poder hacerlo.

Por ello, a lo largo del primer año de vida, debemos asentar las bases, poco a poco, de las principales habilidades que nuestro perro necesitará durante gran parte de la vida: caminar sin tirar de la correa, seguirnos, entender lo que es un límite. A medida que todo esto está explicado y superado, podremos empezar a exigir y, por ejemplo, pedir al perro que camine con la correa más en corto o a nuestro lado durante un rato.

A menudo, la educación canina tradicional y el deporte canino también han ofrecido la visión errónea de un perro que camina en junto, se mueve focalizado en el guía y similares. Es importante contextualizar esto: esos perros (adultos) están trabajando y no paseando. Las familias deberíamos plantear a los cachorros una rutina de paseo (con correa o sin ella) que siempre le permita conocer su entorno, socializar y moverse entre unos límites realistas: una exigencia asumible.

Por descontado, enseñar una obediencia es un buen plus, pero entendiendo que un perro a tu lado con 10 cm de correa, no está paseando: está trabajando. Desterremos viejas ideas, y tendremos cachorros y perros adultos más felices, y menos frustración en nuestras vidas.

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