Los comportamientos de tu perrito que se le pasarán con la edad y los que no van a mejorar. Es mejor que aprendas a distinguirlos pronto

Cuando adoptamos a nuestro primer cachorro, es habitual que ocurra lo mismo que con los bebés (o las familias primerizas): no sabemos qué es normal, qué no lo es, si morder un palo puede hacerle daño (a partir de los pocos meses de edad, no, aunque será bueno que tenga alternativas) y si estamos haciendo algo mal para que se siga haciendo pipi y caca en casa.

En otras palabras, dudamos sobre qué es típico de la edad y qué puede estar apuntando a que vamos a tener un problemón en el medio plazo. Dicho esto, voy a intentar tranquilizarte y, de paso, aconsejarte sobre lo que no deberías hacer bajo ningún concepto.

Son cosas de la edad

El problema del "ya se le pasará" es que, si bien el 90 % de las dudas y angustias relacionadas con la conducta (por inventar un porcentaje altísimo, aunque cercano a la realidad) son cosas relacionadas con la edad y la genética, también hay otras que puede no serlas.

Así, debemos entender que los cachorros de 2 a 6 meses son animales en periodo de adaptación, que será normal que lloren, chillen y no se sientan bien al quedarse solo. También harán pis muchas veces al día (porque no tienen control de los esfínteres) y lo morderán todo. Esto último, está relacionado con el cambio de dientes y la conducta exploratoria; a veces, también con una separación temprana de la madre y la camada, que no les ha permitido aprender a "inhibir" la mordida (controlarla).

A medida que crezcan (a partir de los 6 meses hasta el año y medio, aproximadamente), es probable que percibas cambios durante la adolescencia, como mayor "rebeldía" o autonomía. Es la edad en la que reaparecen algunos miedos y empiezan a probarlo todo: tirar de la correa, son menos tolerantes a la frustración, tienen picos de energía...

Las conductas más habituales a estas edades son:

  • Explorar con la boca y con los dientes: mordisqueando, llamando la atención o intentando conseguir algo mediante conductas simples (como morder) o relativamente complejas (coger o morder objetos que no debe para llamar tu atención)
  • Ganas enormes de jugar (perseguir, morder, llamar tu atención o la de los otros perros), ignorar límites y pautas sociales personas y con otros perros...
  • Jugar sin controlar la fuerza de la mordida o de forma totalmente desinhibida o descontrolada; también incluiríamos aquí una cantidad mucho mayor de zoomies o FRAPs (carreras inesperadas)
  • Pis y caca dentro de casa o en espacios que no queremos que se ensucien: interior de la vivienda, patio, farolas, esquinas...
  • Dificultad para acatar los límites por incomprensión (muy cachorros) o por intentar romperlos o modificarlos (perro adolescente)
  • Conductas de tipo sexual, como la monta en machos (principalmente), que, a menudo, puede estar relacionada con incomodidad o sobreexcitación (nervios), y no tanto con una conducta sexual, que también es obvia en machos no castrados

En mi experiencia profesional, las familias se agobian, sobre todo, porque buscan un perro adulto en un cachorro. Cada etapa será distinta, y los cachorros no tienen la capacidad física ni mental para entender muchas de las cosas que esperamos de ellos en su más tierna infancia.

Los perros son seres vivos, sensibles, curiosos y trabajadores a los que deberíamos controlar (o contener, en un espacio controlado) si no existe posibilidad de atenderlos en un momento. Durante toda su vida, pero especialmente durante los primeros meses el acompañamiento y buscar la cooperación será imprescindible.

Explico esto porque, a menudo, el problema se centra en la falta de criterio: nos limitamos a decirle al perro lo que "NO" puede hacer, pero nos olvidamos de todo lo que "SÍ" puede. ¿Puedes imaginarte  lo frustrante que debe ser para muchos? Cuando se trata de cosas de la edad, o incontrolables para ellos (pis, caca, explorar y curiosear, dificultades para comprender los límites como un perro adulto, etc.), solemos saltar de la gestión al castigo o a una enseñanza estricta basada en el miedo y en las consecuencias.

Las "cosas de la edad" pasarán con la edad, pero los castigos físicos o la enseñanza basada en el miedo y en evitar dolor, suele hacer mella, dificultar la crianza de un perro seguro y generar problemas de comportamiento asociados al miedo y a la frustración.

En cambio, esto no va a mejorar cuando crezca

Por el contrario, también podemos creer que hay aspectos del cachorro que van a mejorar con la edad, pero no todo tiene que ver con el desarrollo. La creación de rutinas equilibradas, la estructura de unos límites en casa y en la calle, la socialización del animal o la creación de conductas desadaptadas, como la protección de objetos, juguetes o comida, no van a mejorar con el tiempo: probablemente, empeoren.

Con nuestros perros, deberíamos crear una rutina saludable y enriquecida desde su infancia, que iremos adaptando a lo largo de su vida. Para ello, desde cachorro el perro deberá acostumbrarse a herramientas de paseo —arneses, correas—, manipulaciones (caricias, por ejemplo), salidas a la calle o a recibir atención de forma correcta (saludar o jugar correctamente).

Es posible que la energía o la falta de experiencia, genere una socialización "torpe" con otros perros, personas o niños pequeños, pero deberá ir puliéndose, poco a poco, manteniendo el espacio necesario para los perros y para las personas. Un ejemplo muy típico es el del mastín o el pitbull que salta para saludar de cachorro, al que se le premia esta conducta y que, meses más tarde, esperamos que salude de forma "normal". Esto no es así: un perro realizará las conductas que mejor le funcionen y que nosotros le permitamos y premiemos.

Tampoco son cosas de la edad:

  • Las interacciones correctas con otros perros, niños y entornos (huid de los pipicanes, por lo menos, durante la enseñanza del cachorro, por favor) y la reacción exagerada ante todo tipo de estímulos, desde ruidos a coches, espacios interiores o centros comerciales
  • La estructura educativa y los límites: dónde puede entrar, dónde no, qué objetos puede tocar, cuáles no: a menudo, vale la pena limitar el espacio de tu cachorro con un parque para perros
  • Las conductas de frustración, miedo o falta de control inhibitorio (autocontrol), cuando no pueden relacionarse con una etapa del desarrollo o se muestran exageradas (reactivas)
  • De igual modo, ejercicios de obediencia (que es una construcción humana: recuerda, no es algo natural en los perros), pautas educativas o habilidades, que podemos y deberíamos aprovechar para enseñar en los periodos sensibles del desarrollo (jovencitos, vamos) adaptando la exigencia a sus capacidades.

Por último, reitero que es muy importante limitar los castigos (no confundas castigo con dolor físico: un castigo puede ser retirar una pelota o tu atención del perro) y, sobre todo, retirar todos los castigos físicos, que generan muchos más problemas de los que solventan.

Pregúntate cada pocos días: ¿es cosa de la edad?, ¿estoy dándole todo lo que necesita a un cachorro de esta raza? Además, este tipo de preguntas nos ayudarán a coger distancia y entender cuándo podemos controlar la situación y tener paciencia y cuando deberíamos actuar en relación con el problema.

No podemos permitirle todo al perro, pero tenemos que construir conductas y tipos de convivencia que se adaptan a la edad del can. Si somos conscientes de esto, los primeros meses (que son duros, pero irrecuperables también) se van a volver más fáciles, divertidos y menos estresantes.

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