Cada vez están más de moda acudir a un canguro canino para cuidar a nuestros compañeros de cuatro patas cuando nosotros no podemos. Ya sea por trabajo, vacaciones, durante unas horas o por unos días, hay muchos tutores que optan por encontrar un dog-sitter de confianza antes que acudir a otras opciones como una residencia u hotel canino.
No obstante, a la hora de utilizar aplicaciones de dog-sitting como Rover, Gudog o Snau (entre otras que operan en España), debemos tener en cuenta algunos aspectos importantes, ya que no cualquier sirve para cuidar de nuestro perro y, tanto su seguridad, como nuestra tranquilidad, deben ser las premisas imprescindibles a la hora de contratar estos servicios.
Primero de todo, ¿sabemos en qué consiste el dog-sitting? Se trata de una práctica que consiste en contactar con una persona que ofrece sus servicios como canguro canino (o felino) por un precio determinado (cada dog-sitter tiene sus propias tarifas) y que se encargará de cuidar a nuestro peludo durante un tiempo concreto.
Aplicaciones como las mencionadas antes cuentan con una red de tutores y canguros caninos alrededor de España donde es fácil encontrar a la persona más adecuada para cuidar de nuestro perro (ya sea por cercanía a nuestro hogar o experiencia previa al cuidado de otros animales).
Los servicios habituales que ofertan los dog-sitter van desde paseos, hasta el cuidado durante unos días del perro (tanto en la casa del propietario, como en la casa del cuidador). Además, algunos canguros ofertan también servicios de educación canina o de grooming.
No obstante, ¿quién puede convertirse en canguro canino? Cualquier persona que se descargue la aplicación o se registre en las webs de estas compañías. Pero entonces, ¿cómo saber si estamos dejando a nuestro perro con alguien con experiencia?
Como dog-sitter, puedo confirmar que encontrar un buen canguro canino no es fácil, sin embargo, si observamos y sabemos qué es lo que tenemos que buscar (de entre los miles de usuarios registrados en la app), podemos dar con la persona perfecta que nos brinde seguridad y tranquilidad.
Seis red flags que tener en cuenta a la hora de elegir dog-sitter
Fotografías, reseñas, perfil... Debemos revisar muchas cosas a la hora de escoger un canguro canino pero, si queremos asegurarnos de que no nos están engañando, aquí van seis comportamientos o aspectos que debemos evitar en los dog-sitter si no queremos tener ningún susto.
No le gustan los animales
Nadie que espere tener clientela va a poner en su perfil de Rover, Gudog o Snau que no es un amante de los perros o los animales. Sin embargo, podemos ir más allá de lo que ponga en el perfil y, en el momento de entablar conversación con él para preguntarle sobre su vida, si tiene perros, qué experiencia tiene, etc.
Esta llamada (imprescindible) puede aportarnos mucha información sobre esa persona que, de hecho, podemos corroborar aún más si quedamos previamente al día que necesitemos que cuide de nuestro perro, para que se conozcan y, de paso, ver cómo interactúa con nuestro peludo.
Con un poco de observación y muchas preguntas podremos averiguar si se trata de un amante de los animales o simplemente una persona que busca ganarse un suelo extra.
No tiene experiencia previa
Contactar con un canguro que no tiene experiencia previa de dog-sitter no tiene por qué ser malo (todo el mundo necesita pasar por su primera vez), sin embargo, de toparnos con alguien que acaba de registrarse en estas aplicaciones, debemos asegurarnos de que, al menos, sabe sobre los cuidados básicos del animal, su comportamiento y cómo actuar ante una emergencia.
Para saber todo esto, tendremos que "hacerle un pequeño interrogatorio" que, cualquier persona con los conocimientos necesarios, superará sin problema.
No proporciona información clara
Realizar la gestión a través de la aplicación es bastante sencillo: las tarifas de cada cuidador y su disponibilidad suele estar visible, por lo tanto, tan solo tendremos que enviar la solicitud. No obstante, si su calendario no coincide con lo que nos dice o el precio varía sin un motivo aparente, no está de más que desconfiemos.
Esto es especialmente importante para evitar contratar los servicios de un dog-sitter que en el último momento no pueda quedarse con nuestro peludo o que nos cobre más de lo acordado.
Se niega a enseñarnos su casa
Especialmente si vamos a dejar a nuestro perro en casa de un canguro canino, es muy probable que nos interesemos por cómo es su hogar y por dónde se van a dar los paseos, así como querer conocer un poco el barrio. Un dog-sitter que se niega a mostrarnos imágenes de su casa o la esconde durante una videollamada, debería hacer sonar nuestras alarmas.
En general, un buen canguro canino no va a tener problema en mostrarnos dónde va a estar el perro y en contarnos cómo va a ser el día con él, ya que les interesa aportarnos la mayor información posible para que nos quedemos tranquilos y les escojamos a él. Por esto, si no se da el caso, quizás debamos optar por otra persona.
Tiene reseñas negativas
Aunque las opiniones de la gente a veces están supeditadas a situaciones concretas y a casos específicos, sí merece la pena leer todas las que podamos y, en especial, poner atención en aquellas que son negativas. ¿Por qué? Porque de esta forma veremos con qué aspectos los clientes no han estado contentos.
Puede que se trate de una persona que tiene normalmente muchos perros en casa o que no comparta fotos o vídeos a lo largo del día de dog-sitting... Cualquier opinión puede ayudarnos a valorar mejor al canguro.
Por supuesto, no tener reseñas no es sinónimo de mal dog-sitter, puede tratarse de alguien que acaba de empezar en el mundillo. Lo que sí debe preocuparnos es que la mayoría de opiniones de los clientes sean negativas, en cuyo caso, deberíamos seguir buscando otra persona.
No pregunta nada
A la hora de cuidar de un perro, un buen dog-sitter va a querer conocer al animal que va a tener en casa, se va a interesar por sus gustos, sus juguetes favoritos, va a querer conocer su dieta, qué snacks prefiere, cómo es su carácter... En resumen, va a hacer muchas preguntas.
Las dudas no son algo malo, al revés, que un canguro canino se interese por nuestro perro y quiera saberlo todo sobre él antes de que quede bajo su cargo es la señal más positiva que podemos encontrar, ya que significa que está preocupado por proporcionarle bienestar y tiempo de calidad.