Una de las situaciones más complejas que enfrentamos los educadores y los etólogos son los perros que tienen miedo a salir a la calle. Este no es un caso habitual, ya que los perros son expertos en adaptarse.
No obstante, si crees que convives con un animal que no disfruta del exterior y que ha empeorado en su conducta, voy a tratar de ayudarte a entender qué le ocurre a tu perro y cómo debes actuar.
Tiempos de adaptación al nuevo hogar
Cuando adoptamos o integramos un nuevo perro o un cachorro en casa, nos asaltan todo tipo de dudas: ¿cuánto tiempo se va a hacer pis en casa?, ¿cómo le enseñamos a pasear con correa?, ¿va muy directo a las personas y a otros perros?, ¿qué es normal y qué no?
Todo animal que llega a un nuevo entorno necesita un tiempo de adaptación. El tiempo variará dependiendo del carácter, la genética, su edad y su aprendizaje anterior, pero es importante que siempre sea progresivo, que tratemos de escuchar lo que nos está diciendo el perro y que apoyemos los paseos y las interacciones, sin prisas y sin forzar.
Si tenemos la sensación de que el perro se muestra nervioso o inseguro en algunas situaciones, es totalmente normal: paciencia, tiempo y, poco a poco, crearemos un buen vínculo entre los dos, que le ayudará a sentirse más tranquilo y relajado en nuestra compañía.
Cuando se niega a salir, de repente
Si esta situación se da, de golpe, o tras su llegada a casa, vale la pena preguntar a nuestro veterinario también, y descartar posibles causas orgánicas: enfermedad, dolor, lesiones... Antes de trabajar un problema de conducta, hay que tener presente que no haya otros elementos que estén afectando al comportamiento de forma directa.
Lo mismo puede ocurrir ante perros muy frioleros, que pueden temblar de frío y confundirnos, o negarse a salir en días húmedos o con lluvia. En este caso, deberíamos hacer salidas progresivas y más abrigados (acostumbra siempre a los perros a llevar prendas de ropa o calzado paulatinamente: ¡nunca le pongas ropa de golpe y a la fuerza!) para que se acostumbren a pasear sea cual sea el pronóstico del tiempo.
Los casos más extremos
Por el contrario, muchos perros que han negativizado la calle, han ido aumentando ese miedo de forma progresiva: el primer día, no querían estar tanto tiempo fuera; el segundo, intentaron "escapar" hacia casa y, tras dos semanas, se niegan a salir por la puerta.
Ante estas situaciones, lo mejor será siempre contactar con un educador canino o un etólogo clínico. En este punto, el miedo se ha generalizado y tendremos que trabajar con profesionales que puedan identificar qué sucede y establecer un protocolo de modificación de conducta.
Zonas con menos estímulos
Si el perro nos lo permite, podemos salir a zonas poco transitadas o naturales en las que pasear, ejercitarse, mantener cierto grado de exposición al entorno y realizar conductas higiénicas, pero siempre como parche previo a un trabajo profesional y no como una solución definitiva.
Miedo a estímulos concretos
Si crees que tu perro tiene miedo a elementos concretos (estímulos) puedes intentar reducir la exposición y valorar si ha tenido malas experiencias con ruidos fuertes, otros perros, alguna persona...
Si es así, tendrás que empezar a positivizar experiencias similares: por ejemplo, si le asusta el ruido del camión de la basura, intenta captar su atención y premiar cada vez que se oiga el vehículo a una distancia en la que el perro no tiene conductas de "miedo"; también podemos acostumbrar, poco a poco, modificando las distancias, la intensidad y el tiempo que el animal está expuesto a un estímulo que no le gusta para aumentar su tolerancia a este.
Ayúdale a gestionar la situación
Ante miedos, lo más importante es realizar una exposición controlada y progresiva y dejar que los perros marquen los tiempos para acercarse. En nuestro caso, como guías o tutores debemos mostrarnos seguros y, si fuera necesario, ayudarles a gestionar esa situación, cogiendo distancia e incluso captando la atención del perro si no parece saber cómo desconectar de esa situación.
Por el contrario, es muy poco habitual que los perros no puedan acostumbrarse al entorno, y suele ocurrir en situaciones en las que adoptamos perros que nunca han estado en ciudad, no han tenido un buen periodo de socialización (encerrados, en protectora, etc.) o se han hecho cambios muy "rápidos" entre zonas muy distintas: por ejemplo, un animal que vivía en alta montaña y, de golpe, tiene que enfrentar todos los elementos que hay en el centro de Barcelona o Madrid.
En estos casos:
- Opta siempre por herramientas de control: arnés antiescape y correa antideslizante
- Realiza salidas progresivas y, poco a poco, más intensas: a primera hora de la mañana, a última hora del día, a media mañana...
- Premia y felicita las buenas interacciones; mantente cerca para ayudar a tu perro si se queda bloqueado o intenta huir de una situación
- Si sientes que los miedos van a más, busca a un educador canino amable cuanto antes: ante conductas vinculadas al miedo, cuanto antes empecemos a poner solución, mejor