El verano está llegando cada vez más temprano y las temperaturas siguen aumentando en muchas zonas de España. Los perros, igual que nosotros, sufren y seguirán sufriendo los efectos del cambio climático y, en la mayoría de los casos, lo gestionarán peor.
Si tienes perros braquicéfalos (boxer, carlino, bulldog francés) o de climas templados y fríos (husky, malamute, san Bernardo, terranova...) es importante que prestes especial atención a las dos señales principales que avisan de un golpe de calor. Si no, también.
Pautas para distinguir un golpe de calor
Para garantizar el bienestar de tus peludos, es importante que empieces a cambiar ya sus rutinas de paseo, que evites salir a la calle con ellos en las horas de mayor exposición (mejor a primera y última hora del día) y que recuerdes la regla de los cinco segundos.
También es importante que tengas presente que un perro no solo puede ejercitarse físicamente, y que hay muchas otras actividades estimulantes (en especial, mayor enriquecimiento mental, juego en agua, horas menos calurosas) que puedes hacer para complementar o adaptar su rutina durante los meses de verano y las olas de calor.
No obstante, ante un jadeo intenso (por regla general, acompañado de mucha salivación) y unas mucosas blancas o azuladas, que demuestran que no llega el suficiente oxígeno a los tejidos —lo ideal será revisar encías, siempre y cuando no sean negruzcas "de serie"—, podemos empezar a ponernos en alerta.
Para asegurarnos, otros signos que vale la pena revisar son:
- Frecuencia cardíaca y respiratoria acelerada, o dificultad para respirar, que es uno de los signos más fáciles de distinguir
- Temblores, convulsiones o dificultad para moverse o caminar; a menudo, se acompañan de mareos y "bamboleos"
- Pueden aparecer vómitos y diarrea, en casos graves
Por descontado, también habrá un aumento de la temperatura corporal y, si tenemos la oportunidad, deberíamos revisarla (en un perro, la habitual son 38-39º C), aunque pocos paseamos o realizamos salidas con un termómetro.
Una vez identificado, nos preparamos para actuar.
Lo primero que haremos es retirar al perro del sol y, si esto no es totalmente posible, buscar una zona fresca y lo más sombreada que podamos. Evitamos siempre que siga al sol o en un espacio caliente.
Ofrecemos al perro agua fresca (podemos enfriarla, poco a poco, con algún cubito, si es posible) e intentamos que beba. Los perros muy debilitados por un golpe de calor, pueden tener dificultades para beber y, en este caso, además de seguir todos los pasos aquí explicados, deberíamos avisar a un hospital veterinario cercano y dirigirnos lo más rápido posible.
A continuación, vamos a mojar las zonas con menos pelo del perro con agua fresca (¡es muy importante no tirar de golpe a un perro al agua fría, o volcarle un cubo de agua helada o similares, pues podemos provocar un shock térmico).
En este artículo sobre personas, los compañeros de Uppers te explican por qué:
"Que nuestro cuerpo pase de los 40 a los 20 grados es muy peligroso, tanto que nuestro sistema circulatorio puede sufrir un shock que nos lleve hasta la muerte, especialmente las personas que padecen problemas cardiovasculares. Por lo tanto, es muy importante hidratar a la persona afectada, pero no hacerlo con agua excesivamente fría. Es mejor hacerlo con una bebida fresca y tomada de forma constante a traguitos cortos."
Con los perros, igual.
Mojaremos la barriga e hidrataremos las almohadillas e intentaremos que beba agua o mojar el resto de las mucosas. También podemos ayudarnos de un ventilador para refrescar la zona, pero que no apunte directamente ni a corta distancia al perro.
Por último, si valoras que resultará imposible llegar a un veterinario a tiempo, puedes aprovechar la ducha o la bañera para sumergir en agua a tu perro, pero siguiendo la recomendaciones anteriores. La idea es bajar, progresivamente, la temperatura corporal del animal, por lo que vamos a intentar que no se den grandes contrastes frío-calor.
En cualquier caso, lo ideal ante una situación como esta es que acabe en manos veterinarias, quien tomará las medidas pertinentes para que no vuelva a ocurrir, revisará el estado de salud general del perro y te ofrecerá toda la asesoría que puedas necesitar.
Prevenir, mejor que curar
Como quizá sabes, hay razas con mayor tendencia a los golpes de calor. Aunque el perro te lo indicará, con su nivel de actividad, hay animales (como un bóxer, por ejemplo) que pueden intentar seguir tu ritmo y sufrir un cuadro grave casi sin advertirlo (braquicéfalos, deportistas, familiares... en este caso, tienen todos los números).
Como educador canino, recomiendo a todas las familias con perros braquicéfalos, con sobrepeso o enfermedad cardíaca o directamente mayores (factores que predisponen) que reduzcan mucho la actividad en verano —más todavía, estos veranos que llegan y llegarán— y, ante una ola de calor (factor ambiental), todos deberíamos reducir la actividad. No importa que tengas un pastor alemán, un malinois o un border collie, tampoco es seguro practicar ejercicio de impacto en las horas de más calor, y también hay que adaptar su rutina en verano.
Como puntos clave:
- Exposición prolongada al sol o a temperaturas altas, es mala cosa
- Lo mismo ocurre con el ejercicio intenso con calor, que aumenta las posibilidades de sufrir un shock
- Ofrece a tu perro agua a lo largo del paseo, ¡no te esperes a llegar a casa! Si en la ruta hay puntos con agua, permítele beber; si no, lleva contigo agua para los dos
- Sobra decir, y además es ilegal desde este año, que no podemos dejar perros ni otros animales en los coches, ni un minuto; si se quedan acompañados, nos aseguraremos de bajar las ventanillas o de mantener una buena temperatura con ayuda del aire acondicionado
- Por último, en casa o en cualquier zona donde el perro esté un buen rato, debería tener ventilación, agua y acceso a la sombra; cualquier otra opción, es peligrosa
Este verano, una vez más, ¡cuídate y cuida de tu peludo!