Cuando un perro tiene problemas para pasear tranquilo por la calle, hay algo que, como educador canino, siempre valoro: cómo sale por la puerta de casa. Esto nos da muchísima información útil sobre su estado emocional, la intensidad, la expectativa y otras cosas que te explicaré más abajo.
En la mayoría de los casos, además, tendemos a acelerar esta salida con la idea de que, cuanto antes lleguemos a la calle, antes se calmará y, sin saberlo, estamos aumentando la probabilidad de que se produzcan conductas asociadas a la ansiedad y a una baja tolerancia a la frustración.
Los perros terremoto
Empiezo aclarando que, en este artículo, voy a hablar principalmente de los perros terremoto. Esos perros que salen tirando de la correa, corriendo por las escaleras como si no hubiese un mañana y que, si les toca esperar, se les ve nerviosos, excitados, que ladran, gimotean y lloran. En cambio, no voy a hablar de perros que tienen miedo a salir a la calle, pues es un problema completamente distinto (te dejo otro artículo enlazado).
Empiezo explicándote por qué no es bueno que un perro salga así a la calle, que es algo que, probablemente, ya supones. Si nuestro perro sale nervioso, excitado, acelerado por la puerta de casa, el paseo no irá a mejor. Todos esos nervios no los deja en casa, sino que le acompañarán durante el paseo como una carga (muy pesada) en forma de estrés.
En la mayoría de los casos, los perros aprenden que, cuanto más nerviosos (ladran, lloran, corren por la casa), más rápido salen a la calle. Esto es justo lo que debemos evitar. ¿Por qué? Más allá de respuestas típicas, como "es peligroso que salte", "será difícil de controlar o manejar la correa", etcétera, la principal razón es que va a ser mucho más reactivo a cualquier estímulo: personas corriendo, perros que no conoce, o que tiene muchas ganas de volver a ver, ruidos...
¿No quieres que haga algo? Que no lo haga
Hay una frase que tengo desgastada con las familias: si quieres que tu perro no haga algo es importante que no lo haga. Redundante, ¿no? Pero también muy cierta, fíjate: un perro nervioso "reforzará" tirones de correa, ladridos, conductas más explosivas y aumentará sus niveles de estrés en calle. Todo esto, hará que, poco a poco, la calle se convierta en un lugar de "excitación", de nervios, que el perro ya anticipará antes de salir por la puerta, y aquí es donde empieza el círculo vicioso del estrés y la ansiedad.
Para que entiendas esto mejor, imagínate que llevas a tu perro cada día al parque, y allí jugáis, y socializa con otros perros, y recibe atención positiva de las personas que pasean. ¿No querrías llegar cuanto antes a un sitio así? Tu perro también. Por esto, un día empieza a tirar de la correa, y llegáis bastante antes; al siguiente, intenta hacerlo 500 metros antes que el día anterior, y todavía llegáis más rápido; y al cabo de unas pocas semanas, ya anticipa la salida al parque, sale nerviosísimo desde casa y empieza a tirar.
Aquí es cuando la mayoría de las familias se dan cuenta del problema, pero solucionarlo ya requiere de constancia, y de evitar llegar con tirones, nerviosismo y conductas no adaptadas. Podríamos decir que la conducta es una exteriorización de las emociones, pero también puede ser fuente indirecta de estrés y ansiedad: cuando tu perro ha aprendido a llegar tirando al parque, no llegar así, provocará frustración, por ejemplo.
Por lo tanto, es muy importante que tu perro salga tranquilo de casa y que aproveches para felicitar y premiar conductas de calma (¿cuántas veces nos olvidamos de esto?) por encima de conductas nerviosas o impulsivas. No estoy hablando de buscar la perfección en las salidas o en los paseos, sino una estructura normal, donde puedes enseñar a sentar (o esperar) al perro antes de salir por la puerta y a bajar hasta la calle sin tirar de la correa.
Suele pasar inadvertido, porque...
Este es un problema que se ve muy claro cuando los perros solo cogen el coche para salir a la montaña o a la segunda residencia durante el fin de semana o para hacer excursiones, por ejemplo. Pero la realidad es que ocurre todo el tiempo en la vida cotidiana:
- Cuando los perros tiran de la correa, ladran o lloran para saludar a otro perro
- Cuando los perros se acostumbran a ir a los mismos sitios cada día: sobre todo, si en estos lugares hay un alto nivel emocional, como un parque o una salida por la montaña donde corre en libertad
- Cuando han asociado tirar de la correa como sinónimo de pasear (importante: enséñales que tirar es sinónimo de parar y que la correa holgada es sinónimo de movimiento)
- No prestamos atención a conductas de baja intensidad hasta que esas conductas aumentan al reforzarse/premiarse progresivamente y empiezan a volverse un problema para la convivencia
Para solucionar este tipo de problemas es muy importante preguntarnos: ¿qué consigue el perro?
- ¿Cuál es su expectativa?
- ¿Cree que... tirando de la correa llega antes al parque?
- ¿Cree que.. .haciendo "un numerito" sale antes por la puerta de casa?
El gran problema de muchos tutores y guías de perros es que se centran en la conducta y no en el objetivo de esa conducta (expectativa), por lo que suelen acabar dando explicaciones circulares: el perro sale nervioso a pasear, porque el perro es nervioso.
Si tengo que esperar, no salgo
Por último, como te puedes imaginar, yo he escuchado de todo. El "si me tengo que esperar a que se calme, no salgo" es el clásico entre clásicos. Si hemos llegado a este punto en el que, ante un "no" (que no tiene por qué ser verbal, puede ser una puerta cerrada), el perro monta la marimorena, es momento de entender dos cosas:
- Pueden haber conductas que necesiten de una valoración profesional: puede haber problemas hormonales, conductas muy reforzadas que se unen a una bajísima tolerancia a la frustración y un largo etcétera.
- Puede ser necesario empezar poniendo al perro las cosas fáciles, me explico: si te han dicho diez mil veces sí, el primer no te va a sorprender y los siguientes te van a enfadar y a provocar efecto-rebote; por lo tanto, quizá la exigencia en estos casos debería ser menor.
Para casos muy extremos en los que el perro no puede aguantar ni 3 segundos delante de la puerta: cambia las horas de salida, hazle esperar menos tiempo inicialmente, "juega" con la expectativa del perro (quizá seguir yendo siempre al parque o a realizar actividades super "activas" no te está ayudando aquí: haz que huela, que piense, que practique obediencia o habilidades, que pasee con menores niveles de "activación") y empieza a introducir cambios positivos en la dirección que buscas.
En conclusión, los perros que salen nerviosos de casa se llevan ese nerviosismo de paseo y es mucho más probable que realicen conductas en la dirección equivocada (tirones, reactividad ante patinetes, bicis, otros perros contra los que descargan esas emociones...), por lo que es importante que, si tienes un perro que no sabe esperar, le ayudes a aprender.