Viajar con tu perro en coche: los secretos que he aprendido tras miles de kilómetros acompañado de pelos y peludos

En mi casa, los perros son uno más: para la convivencia y para las vacaciones. Ellos forman parte de mi rutina, y unas vacaciones o un viaje en coche sin contar con su compañía es menos viaje. Aun así, hay contratiempos que nunca había tenido en mi entorno diario y que me han abofeteado en la carretera cuando menos me lo esperaba.

Por esto, cuando me preguntan sobre algún consejo antes de viajar en coche con los perros, siempre doy las cuatro recomendaciones que hubiera agradecido mucho (muchísimo) que alguien me hubiera chivado cuando empecé a rodar en compañía de ellos.

Un trasportín es lo más seguro para perros grandes: no hay discusión

Cuando empiezas a viajar con tu perro en coche puedes tener la tentación de darle libertad de movimiento, o bien reservarle un espacio en el maletero o atado en los asientos. La Dirección General de Tráfico (DGT) obliga a que los animales utilicen un sistema de retención para seguridad de todos o que estén ubicados en un espacio donde no molesten al conductor. Por regla general, se recomienda arnés de doble enganche o rejilla divisoria para perros grandes y trasportín para perros pequeños.

En mi experiencia, todos los perros deberían aprender a utilizar bien un trasportín que, a la vez, se sujete adecuadamente en el maletero o en los asientos traseros: sin importar su tamaño. La división del maletero, los arneses y otros sistemas de retención son eficientes cuando priorizamos que el perro no nos moleste durante la conducción, pero no son un elemento de seguridad tan eficaz. Si hablamos de dos perros o más, ¡ya ni te cuento!

Foto: Javier Ruiz

Además, la experiencia me ha enseñado que no suele ser buena idea estar hablando, premiando o llamando la atención de tu perro (¡incluso aunque pretendas reforzar conductas!) durante el trayecto. ¿Por qué? Es bastante simple, en realidad. Tú quieres que tu perro esté tranquilo, relajado y sepa que es momento de no hacer nada o, en su defecto, de dormir un rato. Si vas generándole expectativa (me van a felicitar, me van a dar premios, va a aparecer una pelota...), el perro no se relajará y no podrá aprender que, en este momento, toca viajar y no hacer nada por un rato.

Una bolsa de palmo por palmo con los imprescindibles

Al viajar con tu perro (en coche, o en otros medios de transporte), hay una serie de cosas que no se nos suelen olvidar: cartilla veterinaria (vacunas al día, buen estado de salud, número de chip...) y pasaporte si vas a salir del país, principalmente.

Sin embargo, es una muy buena idea llenar esa bolsa con unas cuantas cosas más:

  • Collar desparasitador, pipetas para combatir pulgas, garrapatas y mosquitos y un quitagarrapatas
  • Bozal estilo "Baskerville" por si debemos coger metros o trenes, o por si lo requiere la ley
  • Extras relacionados con el viaje: inyectable con vitamina K si viajamos a zona con presencia de procesionaria del pino o botas protectoras o protegealmohadillas para las rutas de montaña, por ejemplo

Viajar más lejos también se entrena

Los perros que viajan en coche por primera vez pueden necesitar hacer más paradas. No solo por una cuestión fisiológica, como estirar las piernas o realizar conductas higiénicas, sino para hidratarse, airearse y acostumbrarse, poco a poco, a mantener la calma en recorridos más largos.

Vale mucho la pena dedicar tiempo y esfuerzo a realizar trayectos más cortos y rutinarios en tu zona, así como acostumbrar a los perros a estar cómodos en el trasportín.  De este modo, será mucho más sencillo que pasen periodos de hasta 3-4 horas tranquilos en su "zona segura" o de descanso. Lo ideal es que empieces a practicar unas semanas antes de viajar con tu perro.

Hay un consejo muy simplón que me han agradecido mucho más de lo que pueda parecer: antes de viajar con tu perro en coche, ten presente todas las cosas que aparecerán durante el trayecto, desde el ruido del aire acondicionado a la música o la velocidad, etc. Acostumbra a tu perro con antelación para evitar malas experiencias para el animal y un viaje... complicado para la familia.

Hay destinos... que no

Y ese no se traduce en destinos que no valen la pena, que tus perros no van a disfrutar, que van a suponer un riesgo. Planifica siempre tu viaje y evalúa dónde quieres ir: la clave es conocer a tu perro y, aunque siempre existe margen de error, reconocer si prefiere zonas poco masificadas o está cómodo en espacios turísticos, si su edad y físico le permiten una ruta larga  de montaña o si existe algún problema de conducta que impida ir a una playa para perros; también qué destinos aceptan perros y cuáles no, aunque hoy día suele ser bastante sencillo informarse con antelación.

Nos ocurre a nosotros, y también a ellos: hay destinos en los que estamos cómodos y otros en los que no lo estamos y, al viajar con tu perro en coche, toca poner por delante su bienestar.

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