Los últimos cambios de bienestar animal (se acepta y legisla a favor de que son seres vivos dotados de sensibilidad y parte del núcleo familiar) unidos al nuevo proyecto de Ley de Protección Animal parecen querer traducirse en cambios sociales para las familias españolas.
Sin embargo, pese a que ya se han realizado algunas pruebas piloto en el transporte (Renfe estrenó en septiembre su nueva política para viajar con perros grandes de hasta 40 kg), no está claro si las familias con perros podrán tener acceso por ley a servicios públicos o privados, como el transporte o la hostelería.
Buenas noticias con respecto al transporte
El artículo 34 de la ley, trata el acceso con animales de compañía a medios de transporte, establecimientos y espacios públicos y, en este sentido, parece que llegan buenas noticias para las familias con animales.
El primer punto de la nueva ley dice así:
Los transportes públicos y privados facilitarán la entrada de animales de compañía que no constituyan un riesgo para las personas, otros animales y las cosas, sin perjuicio de lo dispuesto en la normativa sobre salud pública, en las ordenanzas municipales o normativa específica.
De este modo, la ley defiende que el transporte público y privado permitirá la entrada de animales que no estén considerados "de manejo especial" (es decir, que no supongan un peligro para la sociedad), si bien señala que puede haber normativas municipales o de salud más restrictivas.
La dirección que acoge Renfe parece un claro indicador de hacia dónde nos dirigimos con esta ley, con medidas que se van acercando poco a poco a otros países europeos más permisivos. No obstante, en este mismo punto, la ley señala que los vehículos de taxistas y conductores VTC tendrán la posibilidad de aceptar o negar el acceso de animales. El objetivo es facilitar el acceso sin que este se traduzca en una imposición directa para el sector.
La hostelería empieza a reinventarse
Asimismo, la Ley de Protección Animal plantea reformas mucho más inclusivas para los animales en alojamientos hoteleros, restaurantes, bares y otros espacios en los que se consuman bebidas y comidas. Es importante señalar que la ley no obliga en este punto, pero si el local no permite acceso, deberá mostrar un distintivo en el exterior. En este caso, el Gobierno parece querer dar continuidad y apoyo a la dinámica actual, sin obligar a los negocios privados a golpe de decreto.
En los locales públicos, en cambio, sí se plantean importantes cambios. Así, los albergues, refugios, centros asistenciales y espacios destinados a atender a personas en riesgo de exclusión social, facilitarán el acceso de las familias con animales. Si esto no fuese posible, la ley prevé convenios con entidades animalistas y proyectos de acogida de animales.
De igual modo, se plantea promover acceso a playas, parques y espacios públicos para los animales que no supongan riesgo para personas, otros animales o cosas.
El seguro de responsabilidad civil será clave
La obligatoriedad de contratar un seguro de responsabilidad civil pretende favorecer estos cambios y acelerar un cambio profundo de percepción.
Por ello, desde la aprobación de la Ley de Protección Animal, todas las familias con perro deberán contratar un seguro de responsabilidad civil que cubra los gastos por daños materiales y personales a terceros. Así, los establecimientos estarán cubiertos por ley, gracias a una legislación justa y exigente, y también ante posibles accidentes que, llegado el caso, cubriría la compañía aseguradora.
Público sí; privado depende
En resumen, la mayoría de los apartados de la nueva ley van encaminados a permitir el acceso de animales (principalmente perros, se entiende) a espacios y servicios públicos, tanto administrativos como de hostelería, ayudas sociales o transporte.
Como ejemplo, el tercer apartado del artículo 34 lo ejemplifica a la perfección:
Salvo prohibición expresa, debidamente señalizada y visible desde el exterior, se permitirá el acceso de animales de compañía a edificios y dependencias públicas.
Sin embargo, la ley no pretende imponer esto en los negocios privados. Se dejará la decisión última a los responsables, intentando favorecer el acceso: las señalizaciones para los locales que no permitan entrar animales (habrá que señalar cuando niegues la entrada) marcan cuál será la nueva norma, el acceso, y cuál la excepción, no aceptar animales.
Todo ello, unido a una nueva conciencia social y familiar, parece indicar que, en este caso, el sector público marcará el camino y el sector privado tendrá que adaptarse paulatinamente, si bien la ley le permitirá escoger su propio ritmo.