Se lleva tiempo (mucho tiempo) hablando de una realidad difícil de aceptar, y las investigaciones más recientes parecen darnos, ahora, otra bofetada de realidad: casi la mitad de las especies animales están en declive.
Traducimos: está aquí la sexta extinción masiva de especies y, esta vez, los humanos somos los culpables. Por lo menos, eso es lo que el último estudio publicado en Biological Reviews nos ha confirmado este mes de mayo.
Qué es una extinción masiva
Hasta el Holoceno, se habían detectado cinco extinciones masivas, que se traducen en una extinción en la que, por lo menos, desaparecen un 10% de las especies a lo largo de un año o hasta un 50% de especies en un periodo de uno a tres millones y medio de años.
La principal diferencia es que desde la primera gran extinción (extinciones del Ordovícico-Silúrico), se cree que debido a una supernova, hace más de 439 millones de años hasta la quinta, que acabó con los dinosaurios en treinta días y destruyó el 76% de las especies de la Tierra, todas han sido por causas naturales.
La mitad de las especies, en peligro de extinción
Hasta la fecha, la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) marcaba más del 28% de las especies en peligro de extinción, lo que no eran buenas previsiones tampoco; sin embargo, según uno de los últimos estudios publicados en Biological Reviews, una visión más detallada muestra que un 48% de las especies están en declive poblacional, un 49% estables y un 3% aumentando su población.
Esta nueva metodología, que se ha publicado en More losers than winners: investigating Anthropocene defaunation through the diversity of population trends (Más perdedores que ganadores: investigando la pérdida de fauna en el Antropoceno a través de la diversidad de tendencias poblacionales), explica que "el 33% de las especies animales que se cree que no están en peligro de extinción (no amenazadas), en realidad están disminuyendo progresivamente".
Según apunta WWF, en otro estudio publicado hace pocos meses, la sexta extinción está "impulsada por la actividad humana, principalmente debido (aunque no de forma limitada) al insostenible uso de la tierra, el uso del agua y la energía, y el cambio climático."
Además, a menudo, se ha hecho hincapié en cómo afectarán los altas temperaturas a la pérdida de especies, focalizando el problema en el cambio climático, pero numerosos estudios (relacionados) apuntan a que el resto de elementos (sequías, falta de agua, contaminación) pueden tener una afectación igual e incluso más grave e inmediata.
Los anfibios, el grupo más amenazado
Así, muchas de las especies que la Lista Roja de la UICN tiene señaladas como "no amenazadas", podrían estar en declive también, y agregan que, según el estudio que ha acogido a más de 71.000 de especies (se han tenido en cuenta a los cinco grupos de vertebrados, y también a más de 12.000 familias de insectos), estas tendencias pueden afectar a varios miles de especies más en un futuro cercano.
Si bien los anfibios son el grupo más amenazado (63% de especies anfibias en declive, lo que coincide con una mayor pérdida de la biodiversidad en las áreas tropicales, los mamíferos disminuyen en un 56%, las aves entre un 48 y un 56% frente al 42% de especies que permanecen estables. Además, pese a que la información en insectos es limitada, también se estima que están reduciendo las poblaciones de más de un 54% de especies.
Si tenemos que quedarnos con algunos datos precisos: las especies que experimentan descensos poblacionales superan, de forma alarmante, a las que aumentan en número; según el mismo estudio, resulta necesario revisar las poblaciones por hábitat, como planteó la WWF para el fondo marino, que también apuesta por la acción urgente para frenar el impacto humano a través del acuerdo de París, la iniciativa 30x30 estadounidense, y otras medidas de apoyo a la conservación.
El cambio climático no es el principal culpable, aunque también afecta
Cabe señalar también que todas estas cifras hablan de especies y no de individuos concretos, que sufren y mueren, a menudo, sin ninguna relación con el consumo humano, pero sí a causa de las actividades en el medio ambiente: deforestación, contaminación de agua y aire, pérdida de hábitats...
Esta tesis encaja bien con otro estudio citado en el propio texto (An inconvenient misconception: Climate change is not the principal driver of biodiversity loss), en el que se detalla, de nuevo, que las causas de disminución de poblaciones están vinculadas a los usos de la tierra y su explotación, mientras que el cambio climático tiene una importancia menos "inmediata" que otros factores que dependen de los seres humanos, como la pérdida de hábitat para las especies.
Entre sus conclusiones, el estudio afirma que estos hallazgos, de nuevo, prueban que la biodiversidad a nivel global ha entrado en la sexta extinción masiva, que las causas de estos cambios son debidas a la actividad humana (el llamado Antropoceno, que, pese a haber generado debate, numerosos expertos prefieren utilizar en lugar de Holoceno, por expresar mejor la urgencia geológica actual) y que, además de afectar a las propias especies, estos cambios suponen una gran amenaza para el bienestar humano.
De nuevo, se nos recuerda que estamos conectados y que se nos acaba el tiempo.