De los pulpos no sabemos tanto como nos gustaría. Muchos de sus comportamientos y mecanismos todavía son un enigma. De hecho, hace muy poco que conseguimos que se reprodujeran en cautividad, y aún estamos lejos de poder entrar en un mercado y comprar pulpo de piscifactoría.
Una de las cosas que sí conocíamos es su fascinante y sacrificado ciclo de vida: las madres pulpo se dejan morir tras pasar tres meses protegiendo y cuidando sus huevos después del apareamiento.
Lo que no habíamos conseguido hasta ahora era ser testigos de este proceso. Y ha sucedido en un lugar que es un símbolo de la investigación de estos moluscos: las Rías Baixas. "Es el fruto de ocho años de inmersión, resumidos en cinco minutos", afirma el gallego Álvaro Roura, biólogo marino dedicado al estudio de la vida de los pulpos, en declaraciones a El País.
El vídeo se grabó dentro del proyecto AQUOPUS, con el fin de realizar el muestreo y monitorización de puestas de pulpo y reproducirlo en cautividad y, en concreto, las imágenes han sido captadas por el vigués José Irisarri, famoso realizador de documentales submarinos, buceador y químico, quién además ha explicado en su cuenta de YouTube lo que estaban registrando en la investigación.
El ciclo de vida del pulpo
En el vídeo grabado en las Islas Cíes (Ría de Vigo, Galicia) podemos ver a una pareja de pulpos copulando, escondidos entre las rocas. "Para ello, el macho emplea uno de sus ocho brazos, en concreto el tercer brazo de la derecha, que está modificado para la reproducción", explica Irisarri.
"Este brazo, llamado hectocótilo, es de menor tamaño que su homólogo izquierdo y cuenta con un canal a lo largo de todo el brazo que permite transportar paquetes de esperma (espermatóforos) hasta el interior de la hembra", detalla el realizador. "Una vez dentro del oviducto de la hembra, el espermatóforo estalla y libera el esperma que se acumula en la glándula oviductal, donde la hembra va a mantenerlo durante varios meses hasta que comience la puesta".
Aquí termina la cópula, la cual no muestra ni signos de placer, ni tampoco cambios en el estado de ninguno de los pulpos (al menos no aparentes) y es cuando llega el momento de la hembra de buscar un refugio apropiado para la puesta, encerrándose tras un muro de piedras y conchas que ella misma coloca.
"En menos de un mes hila sobre 200 - 300 racimos de huevos con 1000 - 3000 huevos cada uno, que cuelga con un pegamento especial del techo de la cueva", explica Irisarri en el vídeo. "Durante los próximos cinco meses permanecerá dentro del refugio sin comer, viviendo exclusivamente de sus reservas y perdiendo más del 50 por ciento de su masa muscular".
Durante tres meses, la hembra limpia y oxigena los huevos sin descanso y, cuando comienzan a eclosionar (a lo largo de otro mes) la hembra abre una pequeño hueco en el muro cada noche para que las pequeñas paralarvas comiencen su vida planctónica.
Según cuenta el buceador, esta etapa vital dura unos dos meses y se desarrolla en el mar, nadando entre el plancton. "Tras ella, las paralarvas se asientan en el fondo para convertirse en adultos", explica. "Para entonces, la hembra ya habrá muerto, ya que realizan una única puesta, en un ciclo de vida que dura entre un años y medios y dos años y medio".
Da igual que sea en el medio natural o en cautividad, el resultado de las investigaciones llevadas a cabo en el proyecto, que sí consiguió la reproducción en cautividad, no evitó el trágico destino de las madres pulpo. Habiten donde habiten, terminan sacrificándose por sus hijos.
Imagen principal | José Irisarri en Youtube