Los hámsteres son pequeños, graciosos y adorables y, supuestamente, animales "fáciles de cuidar", un mito muy extendido entre los españoles que hace que terminemos por comprar (ni se nos ocurre que también se pueden adoptar) estos animalitos en las tiendas y que terminemos por no darle los cuidados que se merecen.
Estos pequeños roedores tienen una errónea fama de que, como son pequeños y no viven por mucho tiempo, sus cuidados son sencillos y, con meterlos en una jaula de tamaño pequeño con muchos juguetes que roer, una mezcla de semillas y frutos secos del supermercado, y un cuenco con agua, será suficiente para ellos.
La realidad es que así no podemos seguir cuidando a nuestros hámsteres. Lo cierto es que se trata de animales muy listos que requieren de unos estímulos mínimos que debemos cumplir para que tengan una vida plena y feliz.
Además, también debemos de cuidar su alimentación, la cual no debe basarse en la típica mezcla de semillas que venden en los supermercados, debe ser más natural y variada, controlando las cantidades para evitar problemas de obesidad.
Cuidados básicos de los hámsteres
Existen 24 especies de hámsteres diferentes, pero los más populares y los que siempre nos suenan más son el ruso, el roborovski y el sirio (hámster común). No obstante, todos tiene prácticamente los mismos cuidados en cuanto al espacio en el que deben habitar y su alimentación.
La jaula ideal para nuestros hámsteres debe un tamaño mínimo de los 80 centímetros de largo por los 45 centímetros de ancho (aunque por supuesto, cuanto más grande, mejor) y contar con un piso superior (tampoco demasiado alto, para que si nuestro pequeñín se cae, no se haga daño), tal y como podemos encontrar en la sección de cuidados de La Madriguera, la Asociación Protectora de Pequeños Animales.
Siempre debemos colocar las jaulas en lugares donde haya una buena ventilación, sin corrientes de aire y donde no les pueda incidir la luz del sol directamente. Además, siempre es mejor dejarles en algún lugar tranquilo, alejados de ruidos fuertes.
Aunque venden jaulas de plásticos con tubos que parecen el parque de atracciones perfecto para nuestros hámsteres, lo ideal que es la jaula sea de barrotes (con un espacio lo suficientemente pequeño como para que no se nos pueda escapar un pequeño roedor entre ellos) y, de tener tubos, limpiarlos con mucha frecuencia (cada dos o tres días)".
¿Qué no debe faltar en la casa de nuestros hámsteres? Un lecho que cubra el suelo, un comedero y bebedero, una rueda para su entretenimiento y una caseta-nido, donde puedan resguardarse y descansar. Aunque podemos ofrecerles muchas cosas más.
El lecho que aconsejan desde La Madriguera es el de sustrato de maíz o el heno, evitando a toda costa otros sustratos como la arena de gato o los que están hechos de viruta suelta de madera.
Además, tenemos que proporcionarles materiales para que hagan si nido en la caseta o iglú que los pongamos, pudiendo ofrecerles papel higiénico o de cocina, heno o el propio lecho de la jaula, pero nunca algodón o tela, ya que pueden ocasionar asfixia al ser ingeridos.
En cuanto a la rueda, el divertimento favorito y más famoso de nuestros hámster, debe tener un diámetro mayor a la longitud del hámster de al menos un par de centímetros y debe ser lisa, no como algunas que venden en las tiendas que son de barrotes, donde pueden colarse sus patitas y lesionarse.
Por último, como elementos extra, podemos proporcionarles ramas de árboles frutales, puentes, el cilindro de cartón del papel higiénico... Cualquier elemento que pueda proporcionarles enriquecimiento ambiental y con el que puedan interactuar.
Cómo alimentar a nuestros hámsteres
Lo primero que debemos saber en cuanto a la alimentación de los hámsteres es que son animales omnívoros, por lo que pueden comer una cantidad muy variada de semillas, verduras y frutas pero, también necesitan una proporción de proteína animal, algo que muchos todavía desconocen.
En este sentido, lo mejor, según la protectora de pequeños animales, es dividir la dieta en un 50 por ciento de pienso de gama alta o preparado casero, un 45 por ciento de verduras y un cinco por ciento de frutas bajas en calorías.
Además, las expertas en estos pequeños animales recomiendan que, para introducir nuevas frutas o verduras en su dieta, lo mejor es hacerlo de forma progresiva siguiendo la regla de os tres días: un nuevo alimento en periodos de tres días para asegurarnos de que les sienta bien.
Entre las verduras y frutas que podemos ofrecerles a nuestros hámsteres se encuentran la calabaza, las espinacas, los nabos, los guisantes, los pimientos, el maíz, las hojas de zanahoria, la sandía, el kiwi, las ciruelas y las fresas.
No obstante, hay algunos alimentos con los que debemos tener cuidado como las judías, el puerro, las cebollas, las legumbres, los plátanos, el aguacate o las uvas, entre otros. En la página web de La Madriguera podemos encontrar listados según la especie de hámster que tengamos, con los alimentos prohibidos.