Los gatos y los perros pueden vivir bien sin un ojo o con tres patas. Son los reyes de la adaptación

Los gatos y los perros pueden vivir bien sin un ojo o con tres patas. Son los reyes de la adaptación
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Hace cuatro años, aproximadamente, rescaté a una perra ciega. Había sido abandonada en la calle y, según los veterinarios, probablemente sufrió una queroconjuntivitis —la patología del ojo seco es una enfermedad que se debe a la escasez de producción de lágrima y puede evolucionar a una ceguera definitiva por falta de tratamiento—. Sin embargo, tras su adopción vive feliz, tranquila y autónoma con su familia, adaptándose sin dificultades a su segunda vida.

Este caso solo es uno de muchos: perros que han perdido una extremidad por cáncer o por un accidente, el caso de India, que recogió la asociación Adopta Mestizos, tras ser abandonada paralitica en el veterinario por su propia familia o el gato Frank, que fue atropellado y perdió la vista, pero que su familia se negó a eutanasiar y vive feliz en su casa, como nos explicaban el ElHuffPost.

Perros y gatos ciegos y sordos

La ceguera es una de las situaciones que más tememos para nuestros animales. Como te imaginarás, la pérdida de un sentido supone la agudización del resto, que tratarán de suplir paulatinamente esta carencia. Así, los felinos agudizarán más el olfato, tacto y el oído y los perros se apoyarán en su potentísimo olfato, que es muchísimo mejor que el nuestro y que el de la mayoría de los animales.

Perros y gatos —ayudándose de las vibrisas, que son una herramienta valiosísima para ellos, así como de las almohadillas de sus patas— crearán mapas mentales del entorno, tanto en casa como en el exterior, memorizando los espacios, esquinas, ubicación de objetos e incluso alturas o distancias, pudiendo orientarse con exactitud.

Los animales tienen una capacidad adaptativa enorme y no debemos subestimarlos. Lo mismo ocurre con la sordera o la pérdida de otros sentidos exteroceptivos (gusto, olfato, tacto...), siendo mucho más peligrosa la pérdida de sentidos interoceptivos (o propioceptivos) o las enfermedades neurológicas.

Cojera o pérdida de una extremidad

Hasta hace poco, no se veían animales cojos o paralíticos por desconocimiento. El sacrificio ha sido una solución errónea, pero muy socorrida para veterinarios hasta que la etología y la conducta animal ha señalado lo absurdo que resulta esta práctica a menudo.

Hay muchos animales en la naturaleza, que viven con un miembro amputado. National Geographic ha mostrado ejemplos de ciervos, leones, tigres y todo tipo de fauna que sobreviven sin intervención humana.

La ciencia veterinaria no recomienda ni tan siquiera sustituir por prótesis (una extremidad), puesto que la mayoría de animales mantienen fácilmente el equilibrio: gatos, ardillas, perros, zorros, que utilizan la cola como contrapeso.

Hasta donde se sabe, los animales ni tan siquiera echan de menos esas extremidades perdidas. El 91 % de los dueños de perros domésticos que participaron en el estudio de la AVMA entre 2005 y 2014, afirmaron que los perros no habían mostrado cambios emocionales tras la amputación. Ante estas afirmaciones, la etóloga Rosana Álvarez precisaba en 20minutos que, no deberíamos afirmar nunca que un perro sordo piensa que hemos dejado de hablarle, o que no entienden la muerte o que que les pisamos por equivocación. No se trata de antropomorfizar, tampoco de menospreciar sus capacidades.

Adaptar el entorno y tenencia responsable

En conclusión, no se limita a perros y gatos, pero estos son los compañeros que ganan por goleada, así que podemos estar tranquilos. La mayoría de los vertebrados no muestran ningún problema para adaptarse mientras puedan seguir realizando actividades propias de su especie. E incluso en las situaciones donde estas actividades se vean restringidas (pérdida de movilidad parcial, por ejemplo, o degeneración cognitiva) nuestra recomendación es que acudas a un etólogo veterinario para valorar adecuadamente el caso junto a un profesional.

Todo lo anterior no se traduce en que no serán necesarios periodos de adaptación y, probablemente, ciertos cambios en el entorno para una tenencia responsable y segura, sino en que ellos se adaptan más y mejor. ¿Hay casos complejos o difíciles de valorar? Sin lugar a dudas, pero son mínimos y extremos: pérdida total de movilidad, falta de capacidades cognitivas, dolor crónico...

Ellos merecen  nuestro apoyo incondicional y nuestros cuidados, pues no es más que devolverles un poco de todo lo que nos dan.

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