Perros y gatos son un miembro más de la familia. Esto va más allá de las palabras, ¿verdad? y, a menudo, se traduce en nuevas formas de convivencia, como el acceso a las habitaciones o los dormitorios.
¿Es bueno o es malo que entren en la habitación y duerman con nosotros? Pues como suele ocurrir con estas cosas, no es un tema de blancos y negros, aunque sí hay tres puntos negativos que dan parte de razón al equipo "no dejes que tu perro (o tu gato) duerma contigo" y que deberíamos tener en cuenta.
El problema principal: alergias
La razón más evidente para dejar a los colegas peludos fuera de la habitación y de tu cama son las alergias. Compartir sábanas aumenta el riesgo de infecciones de transmisión (tiña, anquilostoma, infecciones de estafilococos...), pero la mayoría de expertos están de acuerdo en que, si no eres alérgico, esto no debería ser un problema para que duerma en tu cama.
Además, es importante matizar este punto: no es que los gérmenes se transmitan al dormir juntos, sino al contacto directo, donde entraría también mordiscos, lengüetazos, besos o arañazos. El Instituto del Sueño ha recogido más de 100 enfermedades que pueden pasar del animal a las personas (zoonóticas).
Si tienes problemas respiratorios o de alergia, sí es interesante que busques alternativas para que tus peludos duerman fuera de tu cuarto y, siempre que sea posible, mantener esa zona limpia y segura para tu descanso.
Nuestros ciclos del sueño son distintos
Numerosos estudios han señalado también la posibilidad de que se produzcan trastornos del sueño.
Hay varias razones:
- Los ciclos de sueño y vigilia son muy distintos entre personas, perros y gatos, como afirma la Clínica Mayo
- Hay investigaciones (como esta, de la CQ University) que han observado que tardas más en dormirte y te cuesta más mantener el sueño, debido a ladridos, movimientos o ronquidos
- En adolescentes, se ha descubierto (The curious incident of the dog in the nighttime, publicado en Science Direct) que dos tercios de los jóvenes que durmieron con sus animales vieron alterado o interrumpido su descanso
El estudio de la Clínica Mayo resumía que las personas que dormían en la habitación con sus animales tenían una eficiencia del sueño menor que los que no. Con animales en la cama, un 80 %; con animales en la habitación, un 83 %. Si bien estos resultados no son muy sorprendentes, una calidad media de sueño está entre el 85 y el 89 % (más del 90 % es un sueño muy eficiente), y otros elementos, como el consumo de alcohol, afectan muchísimo más que descansar con tu mascota.
La limpieza de la habitación
El último contra, que depende mucho de cada uno, está más relacionado con los hábitos de higiene. Los animales son transmisores de infecciones, pese seguir un control veterinario adecuado. Las bacterias, parásitos y virus de sus organismos no son los mismo que los nuestros, o no contamos con las mismas resistencias, por lo que puedes tener que mantener una higiene más recurrente en el dormitorio y tener presente que estarás en contacto con un mayor número de riesgos.
Desde una perspectiva más utilitaria, esto solo significa que vas a tener que limpiar más (tanto las sábanas y la habitación como al animal, sobre todo, a los perros y gatos en contacto con el exterior) y asumir algún riesgo extra.
Como consejo extra, como persona que convive con perros y gatos (y educa a las familias) desde hace décadas, considero que permitir el acceso de un animal a tu cama no genera ningún problema de conducta (por sí mismo), siempre que la relación sea adecuada, pautada y con los límites claros: sobre todo, en perros.
A nivel sanitario, creo que algunas actividades diarias que debería hacer un perro (jugar con otros perros, escarbar, ir a la montaña, nadar, ensuciarse...) pueden dificultar al acceso a espacios que deberían mantenerse lo más higiénicos posibles. ¿Quiere decir esto que no suban? No, que tomes las precauciones suficientes y relativices un poco, si no hay riesgo: los perros y gatos nos chupan, nos lamen, mordisquean y mantenemos un contacto con el mismo riesgo (que señalan los estudios) durante la rutina de la mayoría de las familias.
Hay muchos aspectos positivos
Por el contrario, hay muchos aspectos positivos que tener en cuenta. El primero es que muchas personas se sienten más seguras y tranquilas, e incluso ha ayudado a mejorar el pronóstico de personas con desordenes por estrés postraumático. Para ellos, también es positivo: fortalece el vínculo humano-animal, aporta seguridad y refuerza los lazos del grupo social.
Asimismo, mejora la física y mental: ¡los peludos suelen ser una influencia positiva, como vimos en época covid! Mejorando la salud de las personas que viven solas o sufren cuadros de ansiedad, puesto que ayudan a regular la oxitocina y las emociones, así como a completar un propósito de vida.
Por último, también se han encontrado mejoras en los sistemas inmunitarios de las personas que se han visto expuestos a los variados microorganismos y bacterias en perros y gatos. Se ha señalado que es posible que la falta de exposición ¡puede ser causa de un aumento de alergias y trastornos autoinmunes incluso!
Como te prometí al inicio, hay pros y contras, pero creo que la mayoría de familias con animales estaremos de acuerdo en que nos gusta compartir tiempo con nuestros perros y gatos, ¡y eso incluye el día y la noche! Si no es así, no te sientas mal, porque seguro que ya haces mucho por tus peludos: te mereces descansar como mejor te sientas, ¡pero bien informado!