Muchos de nosotros somos apasionados por la naturaleza y la montaña. La mayoría de las familias, podría decirse incluso, incorporan a un perro en casa para que comparta sus rutinas: salidas, sesiones de sofá, reuniones entre peludos y, por supuesto, senderismo y montañismo.
Ante todo, ten presente que no hay razas mejores y peores, pues a menudo estas se vinculan al entorno. Un pastor alemán, belga o un border collie pueden ser perros todoterreno, pero requerirán de ropa de abrigo para alta montaña, algo que podríamos prescindir con un samoyedo o un husky siberiano, que tendrán más problemas con los climas secos y el calor. Con los perros mestizos, que suelen tener un mejor estado de salud general, ocurrirá algo similar dependiendo de su físico.
Caminatas, salidas y montaña
Todos los perros están preparados para realizar caminatas, pero es importante que si estás buscando un perro que pueda llevar a cabo salidas más exigentes, te informes adecuadamente.
Si tu estilo de vida es muy activo, rehúye en la medida de lo posible razas braquicéfalas (carlinos, bulldogs, etc.) o de poca actividad (mastín, gran danés...). Sobre los perros de gran tamaño, a menudo es complicado dar actividad de alto impacto antes de cierta edad (18 meses-2 años) y su esperanza de vida es más corta (8 años).
Aun así, si te planteas salidas más moderadas, casi cualquier perro sano podrá llevarlas a cabo y, además, con razas pequeñas, contamos con herramientas complementarias, como mochilas o transportines.
La montaña... y la libertad
La principal ventaja para muchas familias de la montaña es la libertad de movimientos. En zonas abiertas y seguras, nos permiten que los perros puedan interactuar de forma más natural: con correas largas o sueltos, así como poder practicar actividades diferentes de la rutina.
Si tu perro no cuenta con una obediencia básica, no te recomiendo dejarle totalmente libre. Podéis pasear con correa larga y trabajar ejercicios de seguimiento y llamada. En cualquier caso, recuerda que una herramienta GPS puede ser una gran opción.
La importancia de la rutina y el entrenamiento
Si tu objetivo es aumentar la exigencia y que tu perro te acompañe por rutas de montaña, ten presente tres aspectos básicos:
- La mejor opción es aumentar la dificultad de forma gradual: tanto para que su físico se habitúe (un perro no es un atleta de élite por genética) como para que pueda acostumbrarse a distintos espacios y situaciones.
- Si vais a realizar actividad de alto impacto, prepara a tu perro e incluso trabaja fuera de esas situaciones un calentamiento que puedas aplicar con el animal antes de la actividad. Igual que las personas, le ayudarás a evitar lesiones, y es tu responsabilidad.
- Un arnés, protección en ojos, abrigo, almohadillas... Cuanto más agreste o complicado sea el terreno, más vas a tener que acostumbrar al equipamiento y preparar adecuadamente la salida.
Por descontado, el tercer punto está muy vinculado a salidas de alta montaña, pero los otros pueden ser necesarios para cualquier perro, por bueno que sea su estado de salud, si va a realizar una actividad que sale de su rutina diaria.
Rutas, alturas y agua
Si vamos de excursión, debe ser cómodo para todos. Si tu perro te acompaña, asegúrate de que las rutas que escoges son viables (o que no te agobia tener que dar media vuelta, si procede).
Asimismo, vigila mucho con las alturas. Los perros que no están habituados a los terrenos de montaña (e incluso así) pueden tener dificultades para medir las alturas y llegar a lesionarse. En alta montaña, si estamos hablando de un ascenso notable, los cambios de presión no solo te afectarán a ti: ¡no lo olvides!
Sobra decir que, dependiendo de la ruta, ¡comida y agua imprescindible para todos! Y eso incluye a tu perro, quien debería tener opción de beber e hidratarse con una regularidad similar a la nuestra.
Las almohadillas, esas grandes olvidadas
Si realizas muchas excursiones, mi recomendación es que tu perro empiece a llevar botas. Para ello, hay botas especiales de trekking, como las de Trixie, Kurgo Blaze, MOKCCI o Dociote, entre muchas otras marcas.
Otra opción, en rutas menos exigentes, puede ser una crema protege-almohadillas, que cuentan desde productos que reparan la piel de la zona a otros que crean una capa protectora. En largas caminatas, como el Camino de Santiago, por ejemplo, una u otra opción debería ser obligatoria para cuidar las patas y la salud de nuestros compañeros.
Por último, recuerda que si acampas, realizas salidas en entornos con gran afluencia de gente o llevas a tus perros sueltos es tu responsabilidad contar con equipo, herramientas y una buena obediencia para seguridad de todos. Dicho esto, ¡a disfrutar de la montaña!