Es muy humano restar valor a las primeras impresiones. Sí, de acuerdo. Para nosotros, ese primer contacto también tiene importancia, pero no condicionan ni una milésima parte de lo que supone en el mundo canino.
Entre los perros, la presentación es, probablemente, uno de los rituales más importantes de su vida diaria, puesto que ofrece información a la vez que cubre parte de una necesidad básica: la acción de socializar. Pero ¿tanto nos equivocamos? ¿Tan difícil es presentar a dos perros? No, no lo es, si atendemos a unos criterios básicos.
El gran error: dónde no hacerlo nunca (y se hace)
Cualquier educador canino está cansado de repetir cinco o seis frases. Una de sus preferidas es: "no presentéis a dos perros dentro de las casas, hacedlo siempre en la calle." El porqué es simple: introducir a un perro en el territorio de otro (su casa) suele generar un conflicto de territorialidad o de protección del territorio.
Explicado de forma muy, muy simple: tú llegas a casa y te encuentras a tu tío de Murcia, que nunca habías visto hasta hoy. ¿Te resultaría normal? ¿Empezaríais con buen pie? Aquí, ocurre algo similar. Y, entonces, los perros tienen que lidiar con sentimientos y generar conductas en las que se mezclará protección del territorio (están en mi casa), inseguridad (esta es mi zona segura, a ver si va a tocar mis juguetes, no creía que podían pasar estas cosas aquí...) y comportamientos para resolver la situación (olfateo para coger información, intento que no se acerque o que se marche, soy cordial e intento relajar la situación mediante el juego...).
Para evitar todo esto, es mucho mejor hacer las presentaciones en un territorio neutro, donde no haya fuentes de conflicto y los animales puedan centrarse en la comunicación. Aun así, también hay algunos puntos que podemos asegurarnos en la calle para que todo vaya a las mil maravillas.
En la calle, relajados
En esta misma línea, es importante que los guías y los perros estén en una buena disposición. En otras palabras, nada de acercarse sin que estemos todos de acuerdo: también los perros. A veces, hay perros que quieren coger distancia del otro perro y, aun así, obligamos a ese acercamiento. ¡Esto es un grave error!
Los perros y los humanos somos seres sociales, pero no significa esto que debamos socializar con todo el mundo. ¿O nosotros vamos saludando a cualquiera que nos cruzamos por la calle?
Una vez estemos de acuerdo, nos aseguramos siempre de que los perros llegan el uno al otro con la correa destensada (floja). Si un perro tira hacia el otro o pretende acercarse de un modo directo (frontal), lo mejor es tomarnos nuestro tiempo e incluso pasear unos segundos en paralelo antes de la presentación. La correa es tu principal herramienta comunicativa con tu perro, ¡no lo olvides!
¡No juegues al Twister!
¿Te acuerdas del Twister? ¿Aquel juego de Hasbro donde tenías que poner las manos y las piernas en posiciones casi imposibles? Pues algo así hacemos con los perros. Cuando dos perros se saludan, debemos acompañar sus movimientos con la correa, evitar que estas se enreden entre sí y asegurarnos de que siempre hay una forma de separarlos sin que se bloqueen.
Para evitar sustos:
- Un pequeño truco para acompañar los movimientos de tu can es imaginártelos como un reloj que funciona en sentido horario o antihorario, según cómo interactúe con el otro perro
- Si la otra persona está estática, y percibes tensión, puedes llamar a tu perro, coger distancia y explicarle el "ejercicio del reloj" para evitar situaciones de riesgo
- Cuando dos perros se saludan, hay que estar atento a la comunicación: ¡durante el paseo, no es momento de estar con el móvil, pero durante una interacción entre perros menos!
Conoce su lenguaje corporal
Cuando dos perros van a saludarse, sus posturas corporales y el lenguaje gestual deberán ir en sintonía con la emoción: calma, tranquilidad, confianza.
Una buena presentación muestra las colas relajadas (media, media baja, por regla general), mandíbulas laxas, poca tensión muscular, el pelo no está erizado (piloerección) y el acercamiento se produce de manera indirecta.
Los perros se presentan mediante curvas, desviando la mirada para no parecer excesivamente amenazadores, ofreciendo el costado, recogiendo información desde varios metros de distancia hasta el culo de su congénere (oler culos es su forma de darse la mano).
Por descontado, hay un abanico enorme de señales de calma y advertencia (el lenguaje gestual mediante el que se comunica un perro). Conocer parte de su lenguaje te ayudará a gestionar mejor las interacciones, si fuese necesario, pero, sobre todo, hay que asegurarse de que no hay contacto visual directo, ninguno de los dos es demasiado invasivo con el espacio personal del otro y que ambos parecen cómodos con la interacción.
Los ojos, orejas y boca, así como su cola te ayudarán a obtener mucha de la información que puedes necesitar, aunque la mejor opción es observar interacciones entre perros equilibrados y aprender sobre las señales de calma.
La (no suficientemente) famosa regla de los tres segundos
En cualquier caso, suele ser muy habitual tener dudas sobre qué está sucediendo en una interacción. Esto provoca inseguridad en las familias y, a veces, incluso dificulta las interacciones entre los perros.
Para asegurarnos que nuestro perro empieza a tener buenas interacciones, te recomiendo que practiques con la regla de los tres segundos. Cuando dos perros se saludan, contamos: un Misisipi, dos Misisipi, y ¡tres! Sin el Misisipi y separamos a los perros sin tensión y sin tirones. Si hubiera tensión, señales de advertencia (gruñidos, levantamiento de belfos, colas tensas o piloerección...), puedes separar a los perros antes, pero justamente estamos trabajando con unos tiempos que dificultan que la cosa vaya a más.
Si todo ha ido bien, damos unos segundos a los dos perros y volvemos a realizar una breve presentación. Así, no solo nos aseguraremos de que las primeras interacciones son positivas, sino que reducimos la posibilidad de malas experiencias.
Como consejo extra, puede ocurrir que uno de los perros (o ambos) no muestre interés en el otro perro. Si es así, está bien: no pasa nada. No forzamos la interacción en ningún momento. Del mismo modo, los dos deberán estar cómodos para interactuar o jugar. Es importante que entiendas que, si solo juega un perro, en realidad eso no es juego.
¿Cómo es una presentación adecuada?
A grandes rasgos, no hay una única forma de presentar a dos perros de forma adecuada. Hay animales jóvenes que se huelen y se lanzan a jugar; otros más tímidos prefieren coger información a distancia y confiar, poco a poco. También hay perros poco sociables, otros que suelen presentarse con conductas excesivamente dominantes o sumisas, y mucho más.
En cualquier caso, recuerda:
- Tu perro tiene que confiar en ti en las buenas y en las malas: si estamos cómodos y tranquilos, hay muchas posibilidades de que todo vaya bien.
- Evita la tensión en la correa: no es lo mismo agarrar con firmeza y separar a coger distancia del otro perro que dar un tirón de correa.
- No te pongas nervioso: no solo harás que tu perro gestione peor la situación, sino que le confirmarás que hay cosas que temer en esa situación.
- Por norma, los perros se acercarán siempre lateralmente (curvas), sin mirar directamente y darán varias vueltas alrededor del otro perro con posturas que incitan a la calma y el relax.
Aun así, puede que tu perro haya aprendido otras estrategias, como tumbarse a esperar a otro perro, ladrar, incitar al juego u otras menos recomendables que pueden leerse como parte de la fase de caza, como acechar o agazaparse.
En ningún caso, debemos normalizar las conductas agresivas o desadaptadas como parte del saludo entre dos perros. Si bien la vida social de los canes admite una gran variabilidad, si tu perro no parece saber cómo comunicarse con otros animales de un modo funcional, es importante que busques ayuda profesional y consultes a un etólogo o un educador canino.