¿Alguna vez has ido a un concierto y has gritado tanto cantando las canciones que te has quedado afónico? Lo mismo puede pasarle a nuestros perros si ladran demasiado (y muy alto), o si padecen enfermedades como la laringitis o una inflamación de las cuerdas vocales; así como a nuestros gatos, debido a alguna alteración en la laringe.
Al igual que nos ocurre a las personas, si nuestro perro es de los que se quedan solos en casa y, debido a la ansiedad por separación, se pasa las horas ladrando, desesperado por encontrarnos, puede que termine perdiendo su voz y que debamos de acudir al veterinario.
Otra causa que puede llevar a nuestros peludos a perder su voz es la inflamación de las cuerdas vocales o la laringe, lo que se conoce en medicina y en veterinaria como laringitis, que puede estar ocasionada por bacterias o virus, o simplemente por una inflamación (al forzarla demasiado).
En el caso concreto de los gatos, el estrés también puede derivar en afonía o laringitis, ya que la ansiedad "puede producir importantes alteraciones en su sistema inmunitario, pudiendo aumentar la susceptibilidad del organismo a sufrir diferentes trastornos", explican los veterianrios de Advance Affinity.
¿Qué cambios notaremos en nuestros peludos?
En el caso de los perros, "los síntomas de laringitis suelen ser bastante claros y evidentes: tos fuerte seca, inflamación de la laringe e irritación en la zona", explican los veterinarios de la red de clínicas AniCura en su blog sobre consejos de salud para nuestros perros. "Por ello, puede ser que el perro sufra episodios de tos continuados y fuertes. Además, en invierno la tos puede agravarse por la temperatura exterior".
Otro de los síntomas que puede aparecen en nuestros canes, aunque es menos frecuente, es "una especie de moco blanco que puede provocar vómitos repentinos". "También, la irritación o la inflamación de la laringe dificulta la acción de tragar del animal, provocando que disminuyan sus ganas de comer y de ladrar", añaden los expertos de AniCura.
Si notamos que nuestro perro sufre alguno de estos síntomas, lo mejor que podemos hacer es acudir al veterinario, especialmente para descartar que se trate de una causa vírica o bacteriana, la cual podría provocar más síntomas como fiebre, malestar e incluso dificultad respiratoria, casos que deberemos tratar con la mayor rapidez posible.
En el caso de los gatos, los síntomas serán disfonías o afonía completa a la hora de maullar, que puede también llevarles a no comer lo necesario, debido a las molestias al tragar, al igual que ocurre con los perros.
También, dependiendo de la causa de la misma, pueden presentar otros síntomas como tos, descarga nasal, letargia, fiebre o alteraciones orales y oculares como úlceras o conjuntivitis.
Es por esto que es importante identificar la causa de esa afonía que sufre nuestro minino que, tal y como detallan los veterinarios de Advance Affinity, puede deberse a una laringitis de tipo inflamatorio, a raíz de elementos irritantes como el humo, aerosoles, polvo o el frío; virus o bacterias, que le provocarán una especie de resfriado o gripe felina; patologías laríngeas no inflamatorias, como la parálisis laríngea o algunas neoplasias a nivel de la laringe; o el estrés, que disminuirá las defensas inmunológicas del animal.
Medicación y tratamiento para la laringitis
Si, efectivamente, nuestro compañero de cuatro patas padece esta enfermedad, lo normal es que nuestro veterinario de confianza nos recomiende los antitusivos (al igual que ocurre en casos humanos): "Medicación específica para suprimir la tos y tratar la laringitis aguda, haciendo que la zona deje de irritarse", detallan los veterinarios de AniCura.
Realizar la visita al veterinario con rapidez será importante para evitar que la afonía se vuelva crónica y necesite de un tratamiento más específico como la administración de cortisona o incluso una cirugía (necesaria en los casos más extremos).
También es importante la prevención, ofrecer una nutrición saludable a nuestros animales de compañía, cubrir sus necesidades físicas y mentales y los controles veterinarios rutinarios nos ayudarán a prevenir este tipo de enfermedades y reducir al mínimo las posibilidades de que surjan.